“Nosotros tenemos hace muchos años la Asociación de Propietarios de Predios de Península Valdés, más de 20 años que existe PROPENVAL con personería Jurídica, todo absolutamente en orden y tenemos un grupo de WhatsApp por el que nos acompañamos siempre por distintas cuestiones”, recordó Guerra en el inicial extensa charla con De Cara a la Actualidad.
“Obviamente ese grupo fue una herramienta fundamental para comunicarnos y darnos una mano, por el corte de ruta algunos quedamos del lado de Madryn y otros del lado de El Desempeño, con lo cual nos fue útil estar comunicados y demostró la enorme solidaridad de los vecinos en medio de la gran desidia de los que tenían que intervenir para frenar el fuego”, analizó.
“En ese momento empezamos a pensar que íbamos a tener que unirnos con el resto de los propietarios que están más allá del Área Protegida de Península de Valdés, como siempre digo el fuego no tiene jurisdicción, de hecho empezó en la Ruta 3 y terminó en la Isla de los Pájaros», dimensionó.
Recordó que la semana pasada compartió una recorrida por los campos arrasados con el ministro de la Producción, Leandro Cávaco, y el director de Flora y Fauna, Fernando Bersano.
«La evaluación había surgido antes de parte de nuestra, porque hay una gran diversidad de realidades; había campos en actividad productiva con ovejas, otros con ganado bovino y otros vacíos», precisó la damnificada.
«Muchos campos están abandonados porque no ha habido políticas ganaderas desde hace muchísimos años, en mi caso tuve que bajar la guardia hace tiempo porque al estar en un Área Protegida son muchas limitaciones las que uno tiene y más allá de la sequía y las cenizas, el puma me empezó a hacer estragos y al ir vaciándose los campos de otros vecinos, fue más difícil sostenerlo, poder controlarlo y nunca hubo ningún tipo de acompañamiento de parte del Estado para resarcir todo aquel daño que generan las especies que están protegidas, nos pasaba con el guanaco», explicó.
«Los primeros protectores del espacio natural hemos sido los propietarios de campo y se había mantenido porque por años estuvo cuidado. Pero cuando empezó esa gran protección a la fauna silvestre, el guanaco por ejemplo, sobre nosotros caía económicamente el sostener si rompían un alambre, una bebida o si el molino tenía que trabajar el triple o el cuádruple para sostener las bebidas con agua por la cantidad que el guanaco toma», fundamentó.
«Nadie, en ningún momento, nos resarció de esos costos, los tuvimos que solventar un montón de gastos sin ningún tipo de ayuda. Y a partir de ahí empieza la gran escalada hacia abajo cuando ingresa el puma, que hace estragos, más si es una madre con cachorros. No mata para comer, una madre con cachorro puede matar 30, 40 animales en una noche, se terminan muriendo porque los desgarran», lamentó.
«Eso ha llevado a que muchos campos estén vacíos con la consecuencia de que por un lado haya mucha pastura que termina siendo un gran combustible, y por el otro lado hay ganaderos que tienen afectada una gran diversidad», sostuvo Guerra.
«Los campos que están sin hacienda no es por negligencia o abandono propio de los propietarios, sino porque de verdad hemos tenido que bajar la guardia, por los enormes costos, por las presiones impositivas y por la falta de políticas para el sector desde hace muchos años», insistió.
«Agarren el mapa de la Provincia y se darán cuenta que es altísima la cantidad de campos abandonados», ejemplificó.
«En nuestro caso fue devastador, se quemó el 99 por ciento, quedaron pequeñas lonjas de vegetación que era centenario, jarillas que medían más de dos metros, una variedad de flora tremenda, de eso no quedó nada, ahora es un desierto. Los alambres perimetrales totalmente caídos», reveló.
«Le dijimos al ministro Cávaco que si no hay una premura en darnos una mano para levantar los alambres, esto se va a encarecer porque hay sectores donde habrá que volver a mensurar», advirtió Guerra.
«Esto se replica en la mayoría de los campos, se han quemado hasta los postes, el alambre está templado y donde empecemos a tensar se va a quebrar, hay que empezar de cero», subrayó.
«Hoy somos un gran comunidad, estamos tratando de ayudarnos entre todos para que los que tienen animales pueda llevar la hacienda hacia los campos que tienen alambres. En mi caso se salvaron milagrosamente mis caballos, volvieron a los pocos días al casco, pero no tengo alambres, tenemos que levantar aunque sea de dos hilos», demandó.
«Son 22 damnificados de los que tenemos registros, armamos una especie de planilla para que cada uno pueda hacer un relevamiento de su realidad, este martes sistematizaré la planilla para tener un estimado, es lo que creemos qué. A mí se quemó un molino que no se si afectó el calzado del pozo, es un aproximado, a quienes se le quemaron instalaciones, ganado, alambrado, algún vehículo, insumos como acopio de pastos, equipamiento como generadores», repasó.
«A mis seis caballos tengo que llevarles dos fardos de pasto por día, son 1.500 pesos, 45 mil pesos por mes sólo para alimentarlos», graficó.
Sobre la recorrida con los funcionarios provinciales, reconoció que “(Cávaco y Bersano) quedaron sumamente shockeados por lo que vieron, el escenario es devastador, manifestaron toda la voluntad de darnos una mano, traté de explicarles todas las realidades, más allá de que les expliqué mi realidad y de otros dos vecinos, aunque es un común denominador de casi todos”.
“El Estado tiene que salir a ayudar, les dejé claro que hay dos palabras, crédito y prórroga, que hay que borrar y reemplazarlas por condonación y subsidio. Puedo asegurar que no puedo afrontar un crédito, por más que tenga las condiciones más blandas de mercado, no tengo con que responder, yo no puedo poner nada en el campo, no tengo nada de comida, a los caballos les tengo que llevar maíz, cebada y pasto porque no tienen que comer”, esgrimió.
“Es imposible pensar en un escenario productivo en lo inmediato en el estado en que quedaron los campos, es necesario sí o sí que el Gobierno salga a ayudarnos, esto no puede quedar en el olvido; con ATN o con aportes de Provincia, o gestionar ayuda en lo inmediato”, reclamó.
«Hay que sentarse a reformular de qué manera estamos trabajando en prevención de incendios o en el posterior ataque una vez que se desató. Esto no debería haber pasado con las rutas 3 y 1, caminos como el del propietario de El Deseado que hace de cortafuego, en el caso de mi campo también lo atraviesa un camino que podría haber servido de cortafuego”, criticó.
“Estoy absolutamente furiosa, furiosa, furiosa con los bomberos de Madryn, y si yo soy la equivocada, que vengan a explicarme y convencerme de que esto no sucedió, y pediré disculpas si es necesario. Pero en el cuartel quedó la llave de la tranquera que yo llevé el día 1º a la noche, nunca la llevaron, tuvieron que abrirlas vecinos míos, nunca fueron a buscar al encargado del campo, y me dijeron que iban a hacer cortafuego para que el fuego no llegara a El Desempeño cuando estaba en Playa Garipe, les dije que llegaba a mi campo, que no estaba lejos, ya lo hemos vivido con otros incendios en la zona de El Doradillo”.
“Con el fuego no se puede perder un minuto discutiendo, no tiene jurisdicción”, reiteró.
Remarcó que “cuando mi marido estaba saliendo del campo se cruzó con los bomberos, que vieron el panorama, pegaron la vuelta y se fueron”.
Por el contrario destacó que “con Defensa Civil con José Mazzei a la cabeza y Julio Ebene de Vialidad Provincial me saco el sombrero, se metieron al campo y nos salvaron uno de los cascos, fue el día 2. El día 1 a la noche el fuego estaba en Garipe, siguió avanzando por la ruta 2, entró por el campo de Bezurnatea, por un esquinero de Bordenave, otro esquinero de Figuero y ahí entró al mío”.
“Estoy convencida que dejaron correr el fuego porque pensaban que moría en Punta Quiroga, lo que pasó es que se abrió una lengua hacia El Riacho, que terminó quemando una parte y también la Isla, y lo alcanzaron a frenar en el Itsmo, sino hubiera sido 10 veces peor”, aseguró.
«Les dije a Cávaco y Mazzei, y el ejemplo es un poco burdo, pero bastante gráfico: fue como cuando en un velatorio y la familia se empieza a pelear adelante del cajón, se empezaron a pelear entre funcionarios en medio de 22 productores damnificados a los que se les prendieron los campos no por negligencia nuestra. Tienen que llamarse a silencio, hacer una evaluación y una autocrítica, esto tiene que ser un punto de inflexión para ver de qué manera se manejarán episodios como estos en el futuro», exigió.
“Si bomberos siente que no tiene jurisdicción tiene que ser lo suficientemente criterioso para plantear el armado de una estructura diferente. Para mí debería haber una macro estructura para abordar la temática del campo”, consideró Guerra.
“La velocidad con la que corría el fuego era increíble y la altura de las llamas también, aunque la flora es muy diversa”, graficó.
“Cuando hay muchos casos caciques hay complicaciones, y acá hay muchos caciques, y en verdad tiene que haber una cabeza que tenga el comando de todo y que las demás estructuras funcionen de acuerdo a esas directivas, sino pasa lo que pasó, es tristísimo”, aseveró.
“Es el campo que heredé de mis padres, era el lugar en el mundo de mi mamá, una Espada de Damocles cada vez que tenía que hacer una encuesta sobre la cantidad de animales porque el puma me hizo desastres, y encima escuchar que los campos están abandonados y que son solamente yuyos; y para mí es historia, producción, trabajo, naturaleza, recursos”, dijo angustiada.
«La misma negligencia del Estado es la que termina devastando un área protegida por los propios productores durante muchos años. Esto se desmadró por negligencia», sentenció.
«Somos un grupo que por suerte nos estamos uniendo en la desgracia, tratando de recuperar lo máximo posible, la totalidad no se va a poder, pero al menos algo que perdimos sin comerla ni beberla», concluyó Guerra.
