El mediocampista ofensivo paraguayo Óscar Romero, el quinto refuerzo de Boca Juniors en 2022, expresó que está «muy contento de llegar a un club tan grande» luego de haber arribado hoy al país para incorporarse al equipo que dirige Sebastián Battaglia.
«Estoy muy contento por llegar a un club tan grande en Sudamérica como Boca. Tengo mucha ilusión y ganas de hacer bien las cosas, me gustan este tipo de desafíos», expresó el mellizo Romero en diálogo con la prensa en Asunción, antes de partir hacia Buenos Aires, donde arribó esta madrugada.
Romero, nacido en Asunción el 4 de julio de 1992 y hermano mellizo de Ángel, actualmente en el Cruz Azul, de México, será sometido a la revisión médica de rigor y, si la supera, firmará contrato con Boca en condición de jugador libre por los próximos dos años.
«Fue un acuerdo muy rápido. Román (Riquelme) se comunicó conmigo y me trató muy bien, el hecho de que sea Boca seduce mucho a un futbolista por lo que significa el club y también por los desafíos que tendrá este año donde jugará muchos torneos importantes», añadió el jugador del seleccionado de Paraguay.
Romero, quien durante su carrera vistió las camisetas de Cerro Porteño, Racing Club, Deportivo Alavés, de España, Shanghai Shenhua, de China, y San Lorenzo hasta agosto del año pasado, es el quinto refuerzo de Boca, que antes había sumado a Darío Benedetto, Nicolás Figal, Guillermo «Pol» Fernández y Leandro Brey.
«Estoy contento de estar dando este paso en mi carrera, desde que se acordó que vendía a Boca recibí muchos mensajes lindos de los hinchas, así que quiero agradecerles y ponerme bien, prepararme para estar a la altura de ellos y del equipo», concluyó Romero, quien sería presentado en forma oficial esta tarde.
En cuanto a la actividad del equipo dirigido por Battaglia, se prepara para enfrentar el domingo a Rosario Central, desde las 19.15, por la tercera fecha de la de la Zona B de la Copa de la Liga, con el arbitraje de Ariel Penel.
Boca será local ante los rosarinos en la cancha de Vélez Sarsfield, en el barrio porteño de Liniers, debido a que el piso de «La Bombonera» no está aún en buenas condiciones luego de las refacciones que se llevaron adelante para mejorar el sistema de drenaje.