La capital de Samoa, Apia, es mucho más que su único núcleo urbano; es un centro de historia, economía y cultura, rodeado de un paisaje volcánico que refleja las tradiciones polinesias y la influencia extranjera.
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Ubicada en la costa norte de la isla de Upolu, Apia es la vibrante capital de Samoa, el único núcleo urbano del país. Con una población de 35.974 habitantes (según el censo de 2021) y una extensión de 60 km², la ciudad es un punto de encuentro donde las tradiciones polinesias se fusionan con las influencias extranjeras. Además de ser el centro político, económico y cultural de Samoa, Apia alberga algunas de las historias más fascinantes del Pacífico Sur.
En su historia, Apia vivió momentos cruciales, como el devastador tifón de 1889 que destruyó varios barcos de guerra en el puerto. La nave británica Calliope fue la única sobreviviente de la tormenta. Decenas de años después, durante la Segunda Guerra Mundial, los Marines de EE. UU. construyeron infraestructuras que aún hoy siguen beneficiando a la ciudad.
Otro aspecto importante de Apia es su vínculo con Robert Louis Stevenson, el célebre escritor escocés, quien pasó sus últimos días en la ciudad. La residencia Vailima de Stevenson se ha transformado en museo y también en la residencia oficial del jefe de estado de Samoa. En las montañas cercanas, los restos del autor descansan en el Monte Vaea, desde donde se puede disfrutar de una vista panorámica impresionante.
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Geográficamente, Apia está rodeada por un paisaje volcánico que le da una belleza única, aunque también enfrenta desafíos ambientales como la erosión del suelo debido a prácticas agrícolas no sostenibles y la deforestación.
Apia, como el único puerto comercial de Samoa, es el corazón de la actividad económica del país. La exportación de productos de coco y frutas tropicales representa una parte significativa de sus ingresos. Sin embargo, el turismo y la manufactura han ganado importancia en las últimas décadas, con una creciente industria de productos eléctricos impulsada por una planta japonesa establecida en los años 90.
Pese a su desarrollo, la ciudad enfrenta problemas de contaminación, particularmente en las lagunas cercanas. A pesar de ello, el espíritu comunitario de Apia es fuerte, y sus habitantes siguen participando activamente en actividades agrícolas y de servicio, sin perder el vínculo con las estructuras sociales tradicionales.
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En cuanto a su cultura, la religión cristiana tiene una fuerte presencia en la vida diaria. Las iglesias no solo son lugares de culto, sino también símbolos arquitectónicos, y los servicios religiosos dominicales atraen a casi toda la población. Las calles se llenan de música y cánticos, reflejando la devoción del pueblo samoano.
Uno de los puntos de encuentro más famosos de Apia es el hotel Aggie Gray’s, un establecimiento colonial que atrae tanto a turistas como a locales. Apia también es conocida por su versión de krikiti, una forma de cricket que se juega de manera relajada y con un toque de humor.
Apia ofrece una mezcla única de atracciones históricas, culturales y naturales. Entre sus principales destinos se encuentran la residencia de Robert Louis Stevenson, las impresionantes cascadas Fuipisia y el hermoso parque nacional O Le Pupu Pue. El puerto de la ciudad, donde se pueden ver yates y barcos de pesca, es otro de los lugares más concurridos, especialmente para quienes desean disfrutar de la gastronomía local, que incluye delicias como la “samoan pizza”.
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El entorno urbano de Apia contrasta con las aldeas tradicionales cercanas, donde las casas de techo de palma (fales) se mezclan con construcciones modernas. Estas aldeas mantienen un sistema autónomo, gestionando recursos como fuentes de agua y playas a través de pequeñas tarifas para los visitantes.
A pesar de su tamaño modesto, Apia es un reflejo vivo de la riqueza histórica y cultural de Samoa, un lugar donde el pasado colonial se encuentra con el orgullo polinesio y la calidez de su gente.
Fuente: Infobae
Foto: Infobae (Captura de pantalla)