Al menos 75 personas murieron por el tifón más fuerte que azotó este año a Filipinas, mientras se intensifican los esfuerzos por llevar alimento y agua a las islas devastadas, informaron fuentes oficiales.
Arthur Yep, el gobernador de Bohol, un popular destino turístico, dijo que los alcaldes de esa isla reportaron 49 muertes en sus localidades, lo que eleva a 75 el número de víctimas por el tifón.
Más de 300.000 personas huyeron de sus casas y hoteles de playa cuando el tifón Rai azotó las regiones del sur y centro del país asiático, donde dejó zonas sin comunicación y derribó postes de electricidad.
Rai embistió el pasado jueves la popular isla turística de Siargao, localizada 800 kilómetros al sureste de Manila, la capital de Filipinas, con vientos máximos de 195 kilómetros por hora.
«Esta es una de las tormentas más poderosas que golpeó a Filipinas en un mes de diciembre en la última década», dijo Alberto Bocanegra, jefe de la Federación Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja en el archipiélago asiático, consignó la agencia de noticias AFP.
Bocanegra indicó que tanto la información como las imágenes recibidas «son alarmantes». En tanto, un responsable del área de gestión de desastres confirmó el fallecimiento de 13 personas, la mayoría de ellas ahogadas, y agregó que otras 50 están desaparecidas en zonas inundadas de la provincia de Negros Occidental.