La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, quien hoy cumple 90 años, dijo que «en este tiempo de vida» saca «como conclusión que no hay que bajar los brazos».
Así lo hizo al brindar una entrevista, transmitida por el sitio oficial de Facebook del organismo que preside, en la que recordó con tristeza haber perdido a su hija, evocó su infancia y adolescencia, así como su vida antes y después de convertirse en una referente mundial.
«En este tiempo de vida saco como conclusión que no hay que bajar los brazos. Hay que hacer algo por uno y por los demás, hay que seguir esta batalla del amor», dijo Carlotto, quien cumple 90 años el mismo día en que Abuelas conmemora los 43 años de su fundación.
En el reportaje, que fue realizado por el periodista Diego Iglesias y alcanzó las más de 2.000 vistas en vivo, la titular de Abuelas confió que su destino «debiera haber sido el de ser una bailarina clásica o una actriz» y que tal vez esa actitud fue la que la llevó a poder «hacer tantas cosas».
Carlotto remarcó además que siempre tuvo predisposición de «hacer algo por el otro», lo que le transmitieron sus padres: «Fueron muy buenos, me inculcaron muchos valores», recordó.
Además, se recordó en su juventud como una persona que «desde pequeña» estuvo en contacto con las dictaduras: «Nací en el ´30, luego se vivieron otras dictaduras, pero nunca una tan horrenda como la del año 76», dijo, y comentó que entonces era «directora de una escuela en La Plata y mis hijas que se habían casado jovencitas» en una época en la que la «vida era militante».
«Era común ver a los chicos manifestarse, venían a hacer carteles a casa. Nunca imaginamos que esa dictadura iba a arrasar y a realizar un plan de exterminio como el que hicieron», lamentó.
También confió que «Laura no quiso irse de la Argentina» pese a que le «habíamos preparado todo para sacarla porque la iban a matar» y recordó que un día le dijo: «‘Mamá, ninguno de nosotros queremos morir, pero sabemos que miles de nosotros vamos a morir, y nuestra muerte no va a ser en vano’. Eso fue lapidario, no dije más nada, no se quiso ir y fue ella la víctima».
Contó también que cuando Laura pasó a la clandestinidad «era visitada por el papá» y que los llamaba «una vez por semana, hasta el 16 de noviembre de 1977, día de la última llamada. Cuando no volvió a llamar, a la semana siguiente. supimos que algo había pasado y empezamos la búsqueda».
Una búsqueda que «fue casi secreta» porque no contó en la escuela donde trabajaba que su hija había desaparecido, ya que le temía a «la maldad o el desconocimiento de la gente que genera ofensa y culpa a la víctima», según indicó Carlotto.
En la entrevista, Carlotto mencionó también los «discursos de odio que se escuchan en las manifestaciones» de oposición al Gobierno e hizo un paralelismo con la historia de Abuelas.
«Cuando hacen esas marchas tan horribles, con tanto odio, y ponen una horca con la cara del Presidente yo pienso… nosotros hicimos tantas marchas frente a los asesinos de nuestros hijos y nunca se nos ocurrió hacer semejante despliegue de maldad», sostuvo.
Respecto de la historia de la entidad, recordó anécdotas como cuando desde Brasil trajeron información sobre los nietos nacidos en cautiverio, disfrazado en papeles de bombones, o cuando dos abuelas terminaron por equivocación durmiendo en un albergue transitorio de San Pablo.
«Era el principio, llegábamos a dormir hasta en el piso, hoy por el contrario, estamos en hoteles de cinco estrellas, porque las puertas se abren en reconocimiento a la lucha y seguimos buscando nietos porque hay muchos por encontrar todavía», añadió.
«La foto de mi vida sería la que estoy con mi nieto, los dos abrazados sin conocernos, el sueño de 36 años, con eso empapelaría mi casa pero no lo hago porque entonces los otros nietos se pondrían celosos, y no quiero», bromeó para concluir la entrevista.