El hecho sucedió la madrugada del 27 de julio en las inmediaciones de las calles Cipolletti y José Ingenieros cuando la víctima, Sebastián Currumil Poblete, de 15 años, fue atacado a tiros desde un auto y ligó un disparo por la espalda, al momento en que se dirigía en bicicleta a la casa de su novia.
Al chico le tiraron con una 9 milímetros y murió cuando era trasladado al hospital. Su madre, Belén Currumil, se puso el caso al hombro y convirtiéndose en detective salió a investigar el crimen de su hijo logrando datos que ni la policía ni la Justicia habían conseguido.
Con esa información que le llevó al fiscal se efectuaron al menos ocho allanamientos en los que se incautaron dos armas que podrían haber estado vinculadas al homicidio; justamente, se sospecha que de una pudo haber salido la bala que mató al menor.
Si la pericia confirma esa presunción los sujetos a los que les allanaron las casas, como mínimo, deberían ser imputados de posibles vinculaciones con el homicidio y un juez podría ordenar sus detenciones. Para la madre de Sebastián no hay dudas: ella asegura que por la información que recolectó investigando la muerte de su hijo uno de ellos es el asesino.