Las canciones y melodías se han convertido en herramientas clave para facilitar el aprendizaje de nuevos temas, desde memorizar frases hasta aprender fórmulas matemáticas. La música, más allá de ser una simple asignatura, tiene el potencial de transformar el aula, fomentando la participación activa y el aprendizaje autónomo.
Beneficios pedagógicos de la música
Un estudio de la Universidad Técnica de Manabí, en Ecuador, reveló que la música contribuye al desarrollo socio-afectivo del estudiante, promoviendo la interacción y la convivencia dentro del aula. Los autores destacaron cómo la música favorece la formación de vínculos entre los alumnos, fortaleciendo la participación y el respeto mutuo.
Música aplicada a diversas disciplinas
En la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el libro Evaluación del y para el aprendizaje profundiza en cómo la música puede ser utilizada tanto para enseñar como para evaluar. En campos como la química, la física o la informática, la música ha demostrado ser una herramienta eficaz para mejorar la retención y comprensión de conceptos complejos.
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Nuevas estrategias pedagógicas
Un ejemplo claro es el estudio de Eunices Alvillar Polanco en Venezuela, donde se utilizó la música como una estrategia para enseñar geografía. Esta propuesta no solo mejoró la motivación, sino que también impulsó el interés del alumnado por aprender de manera más interactiva y creativa.
Música intencionada: una herramienta del presente
Actualmente, la creación de grabaciones musicales con funciones específicas, como la concentración o la relajación, ha comenzado a ganar popularidad. Estas herramientas permiten a los docentes incorporar la música en momentos clave, transformando el ambiente y mejorando la dinámica del aula.
Fuente: Infobae.
Foto: Pexels/Armin Rimoldi.