Hervir y enfriar las papas durante 24 horas las convierte en un potente prebiótico natural que reduce la inflamación y mejora la salud intestinal, según explican expertos en nutrición.
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La papa, ese clásico infaltable en la cocina de millones de personas, no solo es versátil y deliciosa: también puede transformarse en un alimento funcional. Según investigaciones recientes y el testimonio de nutricionistas como Samia Rhalem, dietista en un complejo de salud de Marruecos, hervirla y dejarla enfriar durante 24 horas potencia sus beneficios y la convierte en una aliada de la salud intestinal.
Este sencillo proceso permite que la papa libere parte de su almidón durante la cocción y, al enfriarse, se incremente su contenido de almidón resistente, un tipo de carbohidrato que no se digiere en el intestino delgado. En cambio, llega intacto al intestino grueso, donde sirve de alimento para las bacterias beneficiosas, actuando como un prebiótico.
Una vez en el intestino, estas bacterias fermentan el almidón resistente y producen ácidos grasos de cadena corta, como el butirato, que tiene propiedades antiinflamatorias y puede contribuir a disminuir los niveles de azúcar en sangre. Este efecto no solo ayuda a mejorar la digestión, sino que también promueve una microbiota intestinal más equilibrada.
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El proceso, conocido como fermentación selectiva, es clave. Permite que las bacterias buenas se multipliquen, desplazando a las que pueden ser perjudiciales. Por eso, no cualquier prebiótico es igual: es necesario elegir aquellos que fomenten el desarrollo de bacterias beneficiosas, como el almidón resistente.
Para incorporar esta estrategia de forma efectiva, Rhalem recomienda hervir las papas y refrigerarlas por al menos 24 horas. Luego, pueden consumirse frías o recalentadas ligeramente. Además, para potenciar sus efectos saludables, lo ideal es acompañarlas con alimentos ricos en fibra, proteínas y grasas saludables. Por el contrario, advierte que freírlas es la opción menos saludable, ya que no solo agrega grasas nocivas, sino que también puede generar sustancias tóxicas como la acrilamida.
Transformar la forma en que cocinamos la papa puede tener un impacto real en la salud digestiva y metabólica. Un pequeño cambio en la cocina, pero un gran paso hacia una alimentación más consciente y saludable.
Fuente: TN
Foto: Eos Data Analytics