El «lore», un concepto originalmente asociado con la ficción fantástica, ha conquistado las redes sociales y se ha convertido en una herramienta clave para narrar historias.
En la era digital, el término “lore” se ha transformado en un elemento recurrente en conversaciones de internet y publicaciones en redes sociales. Derivado de «folclore», hace referencia al conjunto de relatos, teorías y subtramas que dan profundidad a una historia, creando un mundo complejo que engancha a la audiencia. Aunque comenzó vinculado a universos como el de El Señor de los Anillos, su alcance se ha expandido a personajes y tramas de todo tipo, alimentando fenómenos virales y generando un subgénero narrativo por derecho propio.
En el cine, el «lore» puede transformar una película en un fenómeno cultural. Dune (2021) es un ejemplo claro: más allá de su trama principal, los seguidores se han centrado en los detalles que enriquecen el universo de la película, como el lenguaje de los Fremen o los complejos juegos de poder. Estos elementos invitan a los fans a profundizar en el material original y generar teorías propias. La saga Blade Runner sigue un camino similar, donde se amplían las preguntas filosóficas y existenciales sobre la humanidad y la memoria, invitando a los espectadores a profundizar en los detalles y discutir las posibles evoluciones del universo.
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El fenómeno del «lore» se ha magnificado con el Universo Cinematográfico Marvel (MCU), donde cada película y serie es parte de un gran rompecabezas narrativo. Este sistema de distribución de historias ha generado una comunidad global que explora y teoriza sobre los detalles ocultos en cada obra. Los huevos de Pascua, referencias y anticipaciones han permitido que la experiencia sea colectiva, no solo visual sino también especulativa.
En los videojuegos, el «lore» va más allá de ser un simple telón de fondo narrativo; se convierte en una parte fundamental de la experiencia de juego. Juegos como Elden Ring y World of Warcraft aprovechan esta característica al construir universos complejos que los jugadores exploran, reconstruyen y teorías sobre ellos en comunidades en línea. En Elden Ring, los fragmentos de diálogos y descripciones de objetos ayudan a tejer una narrativa compleja, invitando a la colaboración global para descubrir secretos del mundo. Fortnite ha llevado esta tendencia más allá, incorporando eventos en vivo que enriquecen su «lore» y crean experiencias compartidas por millones de jugadores.
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No solo en el cine y los videojuegos, sino también en el ámbito personal, el «lore» se ha vuelto esencial para crear narrativas en las redes sociales. Figuras como Bella Poarch y Taylor Swift han sabido aprovechar este concepto. En el caso de Poarch, su viral video en TikTok desató curiosidades sobre su vida personal, lo que generó una narrativa colectiva construida por sus seguidores. Taylor Swift ha convertido sus discos en capítulos de una historia más amplia, dejando pistas y símbolos en su música para que sus fans descifren, creando así un “lore” alrededor de su figura que va más allá de sus canciones.
El «lore» también ha sido adoptado por marcas y en el marketing. McDonald’s, por ejemplo, logró viralizar el «cumpleaños de Grimace» creando un fenómeno narrativo que unió a los usuarios en torno a una historia ficticia. De esta forma, el «lore» se ha integrado en diversos aspectos de la cultura digital, siendo un vehículo para que tanto marcas como individuos construyan relatos memorables y participativos.
Fuente: Wired.
Foto ilustrativa: Infobae.