El café, una de las bebidas más consumidas en el mundo, enfrenta un escenario alarmante. En 2024, su precio aumentó hasta un 71%, impulsado por la sequía, temperaturas extremas y la incertidumbre sobre futuras cosechas.
Brasil, mayor productor mundial de café, sufrió la peor sequía en 70 años, seguida de lluvias intensas que dañaron cosechas. La producción cayó un 5,8%, alcanzando 66,4 millones de sacos, según el USDA.
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Además de Brasil, Vietnam y Colombia también enfrentaron pérdidas significativas en cultivos. El aumento del consumo en países como China y la inflación global complican aún más la situación.
Pequeños productores en Río de Janeiro apuestan por el café especial y técnicas sostenibles como el café arborizado, que protege el medio ambiente y fomenta la recuperación de fuentes de agua.
El café alcanzó niveles históricos, con la tonelada a 12,565 dólares en diciembre de 2024. Expertos prevén que los precios seguirán altos hasta 2026 debido a los daños acumulados en las cosechas.