Un fósil de Gnathovorax cabreirai, uno de los dinosaurios carnívoros más antiguos, ha sido encontrado en el sur de Brasil, proporcionando valiosa información sobre la evolución temprana de estos reptiles.
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Las recientes lluvias torrenciales en el sur de Brasil han revelado un descubrimiento paleontológico extraordinario: un fósil de dinosaurio de hace unos 230 millones de años. El fósil, identificado como un Gnathovorax cabreirai, fue hallado en el municipio de São João do Polêsine, en el estado de Río Grande do Sul, y es uno de los más antiguos jamás desenterrados.
Gnathovorax cabreirai, una especie carnívora que vivió a finales del período Triásico, ha sido descrito por paleontólogos como crucial para entender la evolución de los dinosaurios, especialmente los carnívoros. Este hallazgo se une a otro ejemplar descubierto en 2014 en la misma región, descrito por primera vez en 2019.
El fósil fue encontrado en un bloque de piedra que quedó al descubierto tras las fuertes lluvias. Un equipo de la Universidad Federal de Santa María trabajó durante cuatro días para desenterrar el esqueleto casi completo del dinosaurio, junto con otros fósiles. Rodrigo Müller, el paleontólogo que dirigió la excavación, destacó la importancia del descubrimiento: «Este material será un valioso aporte para comprender a estos primeros dinosaurios. Es especialmente significativo que se trate de un dinosaurio depredador, proporcionando nuevos datos sobre la primera oleada de estos animales que dominaron la cadena alimentaria en los albores de su historia»
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Gnathovorax cabreirai pertenece a la familia de los herrerasáuridos, un grupo basal de dinosaurios carnívoros que se considera antecesor de los terópodos. Este dinosaurio medía unos 2,5 metros de largo, era bípedo y poseía poderosas extremidades delanteras con garras. Los herrerasáuridos fueron los primeros grandes depredadores, y algunas especies alcanzaron hasta seis metros de longitud. Su cerebro tenía un gran lóbulo de fosa flocular, una parte del cerebelo asociada al control motor del ojo, la cabeza y el cuello.
Estos dinosaurios tenían dientes afilados y eran depredadores generalistas, lo que les permitía prosperar sin especializarse en un tipo de presa concreta. Después de la extinción masiva de finales del Triásico, los depredadores se volvieron más especializados, ocupando nichos ecológicos distintos. Esta especialización aumentó su variedad, pero comprometió su supervivencia durante las crisis climáticas.
El hallazgo de Gnathovorax cabreirai es especialmente relevante debido a su antigüedad, proporcionando una ventana única para estudiar cómo eran los dinosaurios primitivos y cómo evolucionaron y se diversificaron sus descendientes.
Fuente y foto: National Geographic
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