Un equipo de paleontólogos encuentra pruebas de prácticas mortuorias en Homo naledi, desafiando las teorías actuales sobre la evolución humana y los comportamientos complejos.
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Un descubrimiento reciente en Sudáfrica ha sacudido las bases de nuestra comprensión sobre la evolución humana. Un equipo de paleontólogos, liderado por el reconocido paleoantropólogo Lee Berger, ha revelado el sitio de entierro más antiguo conocido, que contiene restos de Homo naledi, un pariente lejano de los humanos con cerebro pequeño. Este hallazgo, publicado en una serie de artículos preimpresos en el portal eLife, desafía las teorías actuales y sugiere que especies primitivas ya realizaban prácticas mortuorias.
El equipo encontró varios especímenes de Homo naledi enterrados a unos 30 metros de profundidad en un sistema de cuevas dentro del sitio patrimonio mundial de la UNESCO cerca de Johannesburgo. La antigüedad de estos enterramientos, que preceden a las evidencias de entierros de Homo sapiens por al menos 100 mil años, ha dejado a la comunidad científica perpleja.
Este hallazgo es significativo porque cuestiona la idea de que solo el desarrollo de cerebros más grandes permitió a nuestros antepasados realizar actividades complejas, como los entierros. Anteriormente, se creía que los enterramientos más antiguos correspondían exclusivamente a Homo sapiens encontrados en el Medio Oriente y África.
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Los restos descubiertos por Berger y su equipo datan de al menos 200,000 a.C. y pertenecen a Homo naledi, una especie primitiva con cerebros del tamaño de naranjas y una estatura de aproximadamente 1.5 metros. Esta especie, con dedos y pies curvados adecuados para trepar y caminar, ya había desafiado la idea de una evolución humana lineal.
El nombre Homo naledi deriva del sistema de cuevas Rising Star, donde se encontraron los primeros huesos en 2013. Las «tumbas» ovaladas descubiertas durante las excavaciones iniciadas en 2018 contienen al menos cinco individuos y muestran evidencia de haber sido excavadas y luego tapadas, lo que sugiere que las prácticas mortuorias no eran exclusivas de Homo sapiens u otros homínidos con cerebros grandes.
Además, en el sitio se encontraron grabados con formas geométricas, incluida una «figura tosca de hashtag», en las superficies alisadas de un pilar de una cueva cercana. Según Berger, «esto significaría no solo que los seres humanos no son los únicos en el desarrollo de prácticas simbólicas, sino que tal vez ni siquiera hayan inventado tales comportamientos».
El equipo encargado del descubrimiento considera que estos nuevos datos tienen el potencial de «alterar la comprensión de la evolución humana». La comunidad científica seguirá de cerca estos avances, que prometen reescribir capítulos cruciales de nuestra historia evolutiva.
Fuente y foto: Diario Uno
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