En el marco de la 50° Semana Social de los católicos, el Papa Francisco lanzó una contundente advertencia este domingo, afirmando que “la democracia no goza de buena salud”. Durante su visita a la ciudad italiana de Trieste, el Sumo Pontífice llamó a prestarle atención a “la gente que queda afuera de los procesos”.
Las declaraciones del Papa se producen después de las recientes elecciones parlamentarias en la Unión Europea, donde se registró un aumento de votos hacia los movimientos de ultraderecha. Este fenómeno preocupa al Papa Francisco, quien destacó que “la democracia es tal si se dan las condiciones para expresarse y participar”. Asimismo, mostró su inquietud por el bajo número de votantes y criticó la falta de condiciones para que todos puedan expresarse y participar.
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El Papa Francisco fue enfático al criticar la baja participación en las elecciones, calificando la indiferencia como “el cáncer de la democracia”. Comparó la crisis democrática con un “corazón infartado” y enfatizó la necesidad de adiestrar la participación con un sentido crítico frente a las tentaciones ideológicas y populistas.
Durante su discurso, el Pontífice argentino subrayó: “Esto nos interesa y nos preocupa porque está en juego el bien del hombre y nada de lo que es humano nos puede ser extraño”. Hizo un llamado a la sociedad para asumir la responsabilidad de construir algo bueno en nuestro tiempo.
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El Papa también dirigió un fuerte llamado a la comunidad católica para “prestarle atención a la gente que queda afuera o al margen de los procesos”. Afirmó que la crisis de la democracia es como un corazón “infartado” y que cada vez que alguien es marginado, todo el cuerpo social sufre. Criticó la “cultura del descarte” que excluye a los pobres, recién nacidos, personas frágiles, enfermos, niños, mujeres, jóvenes y ancianos.
El Papa Francisco señaló que el poder autorreferencial es una enfermedad incapaz de escuchar y servir a las personas. Insistió en que todos deben sentirse parte de un proyecto de comunidad y que nadie debe sentirse inútil. “Así como la crisis de la democracia es transversal a diversas realidades, del mismo modo la actitud de la responsabilidad frente a las transformaciones sociales dirigidas a todos los cristianos es un llamado a vivir y esperar en todos los rincones del mundo”, agregó.
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Además, el Pontífice criticó el asistencialismo, calificándolo como enemigo de la democracia y del amor al prójimo, señalando que ciertas formas de asistencialismo son una “hipocresía social”. Concluyó que la indiferencia, que lleva a distanciarse de la realidad social, es un cáncer para la democracia y un no participar.
Al finalizar la misa en la Plaza de la Unidad de Italia en Trieste, el Papa Francisco se despidió subrayando la importancia de estar juntos, sin miedo, abiertos a los valores humanos y cristianos, y acogiendo sin comprometer la dignidad humana.
FUENTE: TN.