Un nuevo estudio revela que un sistema hidrotermal generado tras el impacto del asteroide en Yucatán liberó nutrientes que favorecieron la recuperación de la biodiversidad marina durante 700.000 años.
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Hace 66 millones de años, un asteroide impactó contra la Tierra y provocó la extinción de los dinosaurios no aviares, junto con el 70% de las especies marinas. El lugar del impacto dejó una profunda huella en el planeta: el cráter Chicxulub, ubicado en la península de Yucatán, en el sureste de México. Sin embargo, nuevos hallazgos científicos revelan que este mismo evento catastrófico también sembró las bases para la recuperación de la vida marina.
Un equipo internacional de científicos descubrió que, tras el impacto, se formó un sistema hidrotermal bajo el océano que liberó nutrientes esenciales, impulsando el regreso de organismos marinos durante al menos 700.000 años. La investigación fue publicada en la revista Nature Communications y liderada por la geóloga Honami Sato, de la Universidad Kyushu, Japón.
El cráter Chicxulub, de aproximadamente 150 kilómetros de diámetro, quedó parcialmente cubierto por el Golfo de México. Gracias a estudios geofísicos y perforaciones en el sitio, los investigadores lograron obtener muestras de sedimentos para analizar cómo se dio la recuperación ecológica. Utilizando isótopos de osmio, un elemento que se asocia con impactos de meteoritos, el equipo identificó rastros de actividad hidrotermal continua en la zona.
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“El Golfo de México experimentó un proceso de recuperación muy diferente al resto del océano global”, explicó Sato. “La actividad hidrotermal generó un ambiente marino único, rico en nutrientes, lo que permitió la proliferación del plancton y otras formas de vida”.
Los científicos concluyen que la liberación de elementos químicos como el osmio fue clave para enriquecer el entorno acuático y promover la biodiversidad. Estos hallazgos también abren una nueva vía de investigación sobre cómo impactos similares podrían generar condiciones para la vida en otros planetas o lunas con océanos subterráneos.
“El estudio demuestra el potencial de un evento de impacto para afectar profundamente los ecosistemas durante cientos de miles de años”, señaló Sean Gulick, coautor del trabajo y profesor en la Universidad de Texas. Este descubrimiento no solo cambia la forma en que entendemos el impacto de Chicxulub, sino que también ofrece claves para futuras exploraciones astrobiológicas.
Fuente y foto: Infobae