Un estudio de la EPFL revela que el deshielo de los glaciares está transformando los ecosistemas de arroyos glaciares, lo que tendrá profundas consecuencias en la biodiversidad microbiana y el equilibrio ecológico.
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Las secuelas del cambio climático se hacen evidentes en todo el planeta, afectando tanto las regiones cálidas como las más frías. Los glaciares, en particular, están experimentando un derretimiento sin precedentes, lo que no solo afecta el nivel del mar y el ciclo del agua, sino también a las formas de vida microscópicas que habitan en los arroyos glaciares. Estos ecosistemas, que alimentan importantes ríos como el Ródano, el Inn y el Adigio, están a punto de transformarse de manera irreversible, según un estudio reciente de científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), Suiza.
Los arroyos que nacen de los glaciares son la fuente de grandes sistemas fluviales, los cuales abastecen de agua vital a millones de personas. Sin embargo, el derretimiento de los glaciares está alterando profundamente la composición microbiana de estos cuerpos de agua. En un estudio publicado en Nature Communications, un equipo de investigadores liderado por Massimo Bourquin y coordinado por la EPFL analizó muestras de agua de 164 arroyos glaciares alrededor del mundo, buscando entender cómo las comunidades microbianas responden al cambio de su entorno.
Uno de los hallazgos más impactantes del estudio es que los microbiomas de estos arroyos están cambiando a medida que el hielo se derrite. El agua se calienta, se vuelve más clara y más rica en nutrientes, lo que favorece el crecimiento de algas. Sin embargo, esta transición a un ambiente más favorable para las algas y otras especies podría poner en peligro a los microorganismos especializados que actualmente viven en condiciones extremas.
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“Lo que pasa con el hielo también pasa con los microbios. Si el ambiente cambia, las bacterias especializadas que actualmente cumplen funciones cruciales, como la purificación del agua y la regulación de ciclos clave como el nitrógeno o el carbono, podrían desaparecer”, explicó Bourquin. La pérdida de este microbioma único tendría efectos devastadores sobre el equilibrio ambiental, ya que estos microorganismos son fundamentales para la cadena alimentaria y la salud de los ecosistemas fluviales.
El estudio también advierte que la desaparición de estos microorganismos podría tener consecuencias impredecibles para los ecosistemas que dependen de ellos. Si especies más oportunistas toman el control, podrían alterar los ciclos biogeoquímicos y afectar la calidad del agua que abastece a miles de millones de personas.
A raíz de este trabajo, se lanzó el Programa de Administración de Glaciares, una iniciativa global promovida por la EPFL, la ETH de Zúrich y la Universidad de Innsbruck, junto con más de 20 centros de investigación internacionales. Este programa busca frenar el derretimiento de los glaciares, mejorar los sistemas de alerta temprana para proteger a las comunidades cercanas y crear un biobanco para conservar los microorganismos glaciales antes de su extinción.
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La UNESCO también ha alertado sobre la desaparición de glaciares en todo el mundo, declarando 2025 como el Año Internacional de la Preservación de los Glaciares. Este fenómeno no solo afecta a los ecosistemas, sino también a las comunidades que dependen de ellos, como aquellas que participan en las peregrinaciones al santuario del Señor de Qoyllurit’i en Perú.
El impacto del calentamiento global no se limita a las regiones más cálidas. En la Península Antártica, la vegetación ha comenzado a expandirse a expensas del hielo, lo que podría alterar profundamente los ecosistemas locales. Según un estudio realizado por las universidades de Exeter y Hertfordshire, y publicado por el British Antarctic Survey, la vegetación en la zona ha crecido diez veces más en los últimos 40 años, lo que podría tener efectos graves en la biodiversidad y el clima global.
Fuente y foto: Infobae