La relación entre el Gobierno y la CGT se complica por el endurecimiento de la postura sindical, mientras la central obrera planea nuevas protestas y paros generales. Esta semana podría haber intentos de acercamiento.
El conflicto entre el Gobierno y la Confederación General del Trabajo (CGT) ha escalado en las últimas semanas. A medida que la central obrera soporta su postura, la distancia con el Poder Ejecutivo se profundiza, especialmente tras el anuncio de un paro general. La CGT, que había cortado los lazos con la Casa Rosada, se ha sumado a movilizaciones en apoyo a jubilados y otros sectores. Además, el 9 de abril se organiza una masiva movilización por aumentos salariales.
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Este nuevo conflicto se suma al malestar general en las calles, con una movilización programada para el Día de la Memoria, en la que participarán diversas organizaciones gremiales y sociales. La convocatoria está destinada a recordar el golpe militar de 1976, pero también sirve para visibilizar las demandas laborales y sociales que afectan a una gran parte de la población.
El Gobierno, por su parte, no está dispuesto a ceder ante las presiones. Aunque se planea un intento de diálogo, funcionarios del Poder Ejecutivo han expresado dudas sobre la posibilidad de un acuerdo con la CGT. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se encargará de intentar restablecer la comunicación con los gremialistas, pero el clima tenso y los paros ya anunciados complican el panorama.
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Entre los sindicalistas que han mantenido algún contacto con la Casa Rosada se encuentra Gerardo Martínez, de la UOCRA. A pesar de su postura conciliadora, apoya el paro y señala la importancia de discutir temas clave como las asignaciones familiares y los problemas del sector productivo e industrial.
Fuente: Infobae.
Foto: El Entre Ríos.