En el transcurso del extenso diálogo con el periodista deportivo Rubén Darío Vega durante el programa social y deportivo “Nada Personal” por radiosudaca.org FM Comunitaria de Trelew, la valletana recordó que “me costó muchísimo llegar a ser triatleta”, en definitiva la especialidad que la vio nacer en el deporte y que, luego, a la hora de desmembrar a la mencionada disciplina, que consta de natación, ciclismo y pedestrismo, se sumergió literalmente al deporte del pedal.
Y en la elección, para nada mal le ha ido: título nacional, récord argentino, consideración unánime en las competencias de elite en nuestro país, llamado a vestir la casaca albiceleste, intervención en los Juegos Panamericanos, convocatoria para integrar un equipo extranjero, etc, etc, etc.
Fiorella Malaspina es profesora de Educación Física y a sus 35 años transcurre su inquieta vida en la localidad de Almafuerte, ubicada a 90 kilómetros de Córdoba capital.
“Hace dos años que estoy entrenando en un lugar que me brinda todas las condiciones para hacerlo, desde el clima, el terreno, las estrategias. Además, estando en el centro del país, me permite viajar distancias menores, estar en permanente competencia y también el poder medirme con las mejores exponentes”.
Sobre cómo fue su arribó a la provincia mediterránea, explicó que “cuando tuve mi primera concentración en San Luis con la selección, sentía que estaba muy bien en ciclismo pero que me faltaban algunas cosas de ciclista, por ejemplo, la picardía propia que existe en este deporte, como en cualquier otro. Pedaleando muchas veces no gana quien tiene mejores piernas, si no que depende mucho de cómo vas viendo la carrera desde adentro. Hay que ser inteligente, porque hay mucho de estrategia. Estaba muy bien en contrarreloj, pero me faltaba en el pelotón. Ahí conocí a Jorge Giacinti, empezamos a hablar, no tanto de lo físico sino de cómo ir viendo la competencia en plena carrera y así termino en Córdoba, también porque dos años después tenía que prepararme para los Juegos Panamericanos, y como en Trelew para esa época hace mucho frío, me vine a entrenar acá con él”, acotó.
“Cuando dejé de estudiar, empecé a probar con el triatlón, ya que iba a entrenar a un gimnasio donde todos eran triatletas. Es más, cuando arranqué, no sabía ni nadar ni pedalear ni correr ja. Fui aprendiendo y así obtuve cosas totalmente impensadas cuando me inicie en esto”.
Prosiguiendo con el comentario, mencionó que “llevaba cuatro años en la actividad cuando tuve una lesión. Ya se comentaba que andaba bien en la bicicleta, entonces fue que me llamaron de Neuquén, para integrar un equipo de ciclismo. Ese año justo gano la carrera de San Luis, la carrera más importante de la Argentina. Ahí empieza un reconocimiento general, lo que incluye excelentes intervenciones campeonatos argentinos, incluyendo en algunos casos obteniendo el récord nacional contrarreloj”, dijo.
Tiene una mención especial y hasta un reconocimiento para el profesor Ruperto “Peto” Ruíz: “fue mi primer entrenador y aún hoy a la distancia lo sigue siendo. Hace unas semanas estuve unos días por Trelew y él tuvo unas palabras muy significativas para mí: “esta es tu casa”, me dijo; y eso es cierto, porque es lo que en verdad siento cuando vuelvo por allá. Entre la ayuda de él y la comida de mi mamá, me siento absolutamente en casa ja”, resume con una sonrisa.
“Una anécdota es cuando gané la internacional de San Luis y nadie me conocía, creyeron que había ganado una ciclista extranjera. Hasta que se dieron cuenta que era una argentina. Encima me gané una bici Pinarello que valía 5 mil dólares. Y como yo había dicho que si la ganaba la donaba, esa noche no dormí porque no me quedó otra que cumplir. Pasa que no tenía confianza en poder ganar semejante carrera”.
La ciclista entiende que “el reconocimiento en el ambiente ya está. Estando en la selección nacional, tener una carrera de San Luis, obtener un record argentino, haber estado en unos panamericanos y ahora esto de ser parte de un equipo uruguayo, hace que mi nombre esté en todos lados”, afirmó.
Pese a todo esto, cuenta que no su intervención en tierras peruanas no resultó de la mejor manera: “estar en unos juegos, como los panamericanos de Perú, tuvo muchos condimentos. Alegría, tristeza, sufrimiento; dejé muchas cosas de mi parte, en lo personal, para estar en certámenes así, vestir la camiseta nacional es algo indescriptible, además de una presión constante. Pero cuando termina todo, te sentís muy sola, sin un sostén o un sistema preparado que soporte a los deportistas o que te brinde seguridad o que de tranquilidad para lo que viene. No hay un buen nivel entre los técnicos de la selección. En Perú estaba preparada para subir a un podio, pero antes nos llevaron a Brasil a hacer una pretemporada, donde se hizo todo mal. Esto ya lo dije antes. Ir a la selección es un orgullo, un placer, aumenta la responsabilidad, la seriedad de todos los ciclistas, no así en los entrenadores”, criticó.
“Me siento cada vez más orgullosa de mis entrenadores Jorge Giacinti y Ruperto Ruíz, porque es impresionante el pobre y muy bajo nivel que hay en la selección argentina en este aspecto. Es un desastre en todo sentido. No hay seriedad. Lo reclamé en su momento y aún tengo guardado el whatsapp, un técnico me respondió “relajate Fiorella y ponete la malla”. Eso para mí fue como una patada en el cu…”.
Aquellos primeros pasos deportivos en el corazón del Valle chubutense y el momento de tomar las grandes decisiones. La también titular del Campeonato Patagónico de Trialtón recuerda que “llegó el momento en el cual tenía que dar el salto de calidad y por esto llegué hasta acá. Pero obvio que de Gaiman sigo extrañando muchas cosas. Mi mamá, las rutas más tranquilas para entrenar, el grupo de ciclistas, el equipo de trabajo. Por suerte acá me mantengo muy ocupada. Desde hace 11 años soy profe de educación física, este año gané una prueba de triatlón, me conoció Oscar Galindez y así armamos un grupo muy grande para entrenar y de mi parte también para seguir aprendiendo”, explica sobre su actual momento.
En un tramo de la entrevista radial, llegó el momento de hablar de lo ineludible por estos tiempos: pandemia, cuarentena, coronavirus y demás. “No sé si está bien o está mal, pero nosotros creo que ya pasamos lo peor, algo de alivio, porque todos los días vamos viendo que nada es seguro con este tema. Veníamos de entrenar una semana y dos no, y la verdad que era angustiante todo. Córdoba tomó como medida liberar todo, que haya una ola y ya está. Repito, no sé si está bien o está mal, pero nosotros estamos más liberados. Acá de diez personas, ocho tuvieron o tienen coronavirus. Tanto Jorge como yo seguimos compitiendo en Uruguay, porque allá tuvieron cuarentena pero las carreras seguían”, subrayó sobre el tema.
“Tuve coronavirus hace un mes. Al principio tenía mucho miedo de contagiarme, pero cuando lo tuve, al menos en mi caso, no la pasé tan mal. Fueron solamente tres días en los cuales me sentí muy débil. No me podía levantar de la cama y tuve una semana de entrenamientos donde apenas me arrastraba”.
El equipo charrúa de “Ciudad del Plata” la cobijó tras ganar una carrera en Salta. “Los uruguayos son gente muy accesibles, muy simples y muy amables”, resume Fiorella Malaspina a la hora de contar sus días en el país vecino.
Concluyendo la charla, la ciclista internacional agrega que “habiendo ganado un título en la crono contrarreloj, estaría bueno poder ser campeona en pelotón, pero a la par mientras sigo entrenando a un grupo de deportistas, hago triatlón como trabajo de pretemporada; es decir, no paro. En un principio esto mi familia le costó asumirlo, no entendían por qué dejaba todo para ser deportista, pero hoy ya no me ven de otra manera e incluso mi mamá me pregunta qué me pasa cuando por ahí paro un poco y aún se sigue preocupando por la nena ja ja”, finalizó con una sonrisa.
Gentileza: Héctor Fabián Araneda – radiosudaca.org
