Recién llegado al país luego de pasar dos días en Bulgaria, Francisco quiso visitar el santuario dedicado a la Madre Teresa, construido sobre la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, donde la santa fue bautizada en 1910, y que en 1963 fue destruida por un terremoto.
El pontífice fue recibido por las Misioneras de la Caridad, congregación fundada por la Madre Teresa, y depositó flores y rezó ante la estatua de la religiosa de etnia albanesa, informó la agencia de noticias EFE.
Ya en el interior, Francisco pronunció una oración por la santa, canonizada por él mismo en 2016.
«Ella supo hacer el bien a los más necesitados (…) fue la voz orante de los pobres y de todos aquellos que tienen hambre y sed de justicia», rezó el Papa.
Además, pidió «la gracia de estar vigilantes y atentos al grito de los pobres, de aquellos que están privados de sus derechos, de los enfermos, de los marginados, de los últimos».
Luego, Francisco escuchó el testimonio de la madre superiora de las Misioneras de la Caridad y de una mujer que, junto a su hija, es asistida por esa congregación en Macedonia del Norte.
Antes de llegar al santuario, el pontífice se reunió con las autoridades del país, a las que llamó a seguir el ejemplo de la santa que, «movida por el amor de Dios, ha hecho de la caridad hacia el prójimo la ley suprema de su existencia».
«Los exhorto a continuar trabajando con determinación, dedicación y esperanza para los hijos e hijas de esta tierra siguiendo su ejemplo», expresó ante las autoridades de Macedonia del Norte, cuya comunidad católica representa el 0,4% de la población, equivalente a unas 24.000 personas.
En las poco más de 10 horas que pasó en Spokie, Francisco también celebró una misa en el centro de la ciudad a la que asistieron unas 15.000 personas, muchos de ellos provenientes de países vecinos, y se reunió con jóvenes de diferentes confesiones.