Foto portada: Fabián Mitidieri (Blog del Vino Patagónico).
“Vamos muy acelerados, el tiempo es corto desde que empezamos con la producción. Pusimos las plantas en 2012 y calculá que hace muy poco comenzamos con la elaboración, más que nada de practicar en la bodega porque nosotros nos somos enólogos. Sí trabajamos con el asesoramiento de uno de General Roca, por WhatsApp o como sea, y nos baja la línea de cómo tenemos que producir”, aclaró Roberto Barragán, uno de los propietarios, en diálogo con Radio 3.
“Fuimos a competir a Mendoza, la cuna del vino, donde están los mejores. No queríamos estar dentro de los primeros, sino saber dónde estábamos posicionados”, aseguró.
“Hace dos años habíamos ido a competir a San Juan y entre 400 bodegas sacamos dos medallas de plata en la variedad malbec y pinot noir”, memoró.
“Ahora sacamos solamente una medalla en pinot noir entre 139 bodegas y 247 marcas, pero los jurados estaban muy exhaustivos y además competimos con vinos de mucha calidad, años y trayectoria. Eso nos permite saber dónde estamos parados”, remarcó.
“Las botellas no tienen etiqueta, solamente un número, nadie sabe a qué marca pertenece. Ellos hacen cateo de malbec en copas distintas y ahí resuelven un puntaje”, explicó sobre la modalidad del concurso.
“Generalmente se arranca con el pinot noir, que es el vino más suave, el primero después del blanco, después se pasa a malbec o merlot por el color y estructura”, agregó.
“Nosotros mandamos muy poco, una caja para hacer el cateo, además el costo de inscripción”, apuntó Barragán.
La producción de Bardas al Sur está cada vez más afianzada, pero al mismo tiempo absorbida por la demanda: “el año pasado fue bastante atípico, tuvimos una baja en la producción de fruta, habitualmente envasamos unas 3 mil botellas, pero en el 2021 fueron 2 mil. Entonces ahora estamos al límite de la venta, ya no hay más malbec porque había 700 botellas y tampoco hay mucho stock de pinot noir, no quedan más de 250, 300 botellas entre los dos depósitos”, analizó a modo de balance Barragán.
“Para ver lo que se podía producir arrancamos con un cuarto de hectárea, y cuando supimos que lo que se producía era de muy bien tipicidad, entre 2017 y 2019 abarcamos una hectárea de plantación entre malbec y pinot noir”, precisó el productor.
“Esa hectárea podría tirar aproximadamente entre 5 mil y 6 mil botellas anuales en la bodega de nuestra chacra, pero hasta ahora hemos llegado como máximo a unas 3.500. El objetivo será de 5 mil cuando tengamos la producción de lo que se puso en 2019, porque desde que se planta la vid hasta la primera producción son cuatro años”, especificó.
“Todos los bancos están interesados en darte una línea de crédito, pero no te pueden esperar cuatro años. Eso lo tendría que financiar el Gobierno, porque hasta ahora lo hacemos nosotros”, advirtió sobre la necesidad de mejor financiamiento.
“Esto arrancó con fondos de afuera; el de mi hermano que era profesor en la Escuela Agrotécnica, el de mi esposa que también es docente y yo que era remisero porque hace rato había dejado la chacra, hasta que logramos ponerla en producción”, recordó.
“El vidrio está bastante complicado de conseguir, pero no es un problema tan grande, porque una vez que lograste el contacto con las fábricas de vidrio, se hace más fácil. Es más complicado lo del transporte”, advirtió.
“No existe el transporte de Mendoza a Trelew o Gaiman, y entonces tuve que conseguir un camión que viene hasta Madryn y pagar esto hasta acá. Esto después se vuelca al precio final del producto que lo paga el cliente”, argumentó.
“Impositivamente no tenemos costos, salvo el de elaboración e Ingresos Brutos, porque no somos Bodega, y no lo vamos a ser nunca porque tendríamos que producir más de 25 mil litros anuales”, expuso.
“Somos una sala de elaboración de bebidas alcohólicas o de vino habilitada por el municipio y por el INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura) como elaboradora artesanal, calculo que no vamos a salir de esa etapa porque si no tendríamos que empezar a tributar el impuesto sobre el alcohol”, sostuvo.
“Hay una cooperativa que está trabajando en la bodega del Inta, donde yo trabajé inicialmente. Están haciendo sus primeros pasos, calculo que harán su propia sala de elaboración o seguirán ahí, no tengo idea porque no pertenezco al grupo”, apuntó consultado sobre la posibilidad de lograr una producción que alcance el status de bodega.
Por el contrario valoró que “estamos prácticamente en todo el país, ayer despechamos a Calafate, pero también tenemos cubierto Capital Federal, Córdoba, San Juan”.
“La distribución la hace en Buenos Aires una pareja que también viene para acá. Llegamos al punto que quieran el vino, la mayoría se contacta por las redes y después por teléfono”, afirmó Barragán.
“Seguimos siendo los mismos, la misma cantidad de gente en la chacra, siempre tuvimos algún chico con nosotros temporalmente, pero cuando hay que estar en la producción somos seis personas; mi señora, mis tres hijas y mi hermano, además de algún amigo que también tiene su bodega y nos colaboramos mutuamente con nuestras familias”, ponderó.
“No hay que abarcar más lo que uno puede, vamos tranqui, despacio, la tierra está, pero lo deberá seguir algún integrante de la familia. Ninguna de las chicas está estudiando algo que tenga relación a la tierra, así que por el momento seguiremos así”, sentenció al final.
