El presidente Alberto Fernández arribó esta tarde a la provincia de San Juan, donde se registró un sismo de 6,4 grados de magnitud, el peor desde 1977. Acompañado del gobernador Sergio Uñac, el mandatario nacional tomó contacto con varias familias del asentamiento Pellegrini, en el departamento Rivadavia, que sufrieron el derrumbe de sus viviendas.
En los asentamientos Pellegrini y La Paz, habitan más de 240 familias. El sismo de 6.4 grados de magnitud provocó el derrumbe del 40 por ciento de las viviendas, según indicaron desde Nación.
Antes de llegar a La Rioja para encabezar una programada reunión del gabinete federal, el jefe del Estado decidió hacer una recorrida por las zonas afectadas en San Juan por un fuerte movimiento telúrico que causó daños materiales en el interior de la provincia y dejó algunos heridos leves.
En un contacto con la prensa, Fernández se comprometió a «trabajar rápidamente para sacar del martirio» a los damnificados por el sismo a través de una asistencia económica del Gobierno nacional, al advertir que su «única obligación» como mandatario es estar «al lado» de los que sufren.
El Presidente adelantó en ese contexto que el Gobierno nacional anticipará a la provincia parte de lo que le corresponde del plan de construcción de 120 mil viviendas para que, de ese modo, el distrito «cuente con 7.000 millones de pesos para construir 1800 casas».
Además, se firmará un convenio para promover y materializar el Acceso a la Vivienda y a un Hábitat adecuado por otros 186 millones de pesos, según se consignó desde Presidencia.
El mandatario arribó pasadas las 14 al aeropuerto Domingo Faustino Sarmiento. Enseguida tomó contacto con varias familias del asentamiento Pellegrini, ubicado en el departamento de Rivadavia, que padecieron por el derrumbe de sus viviendas.
En una conferencia de prensa que brindó junto al gobernador Sergio Uñac, el jefe de Estado sostuvo que su presencia no significaba nada «excepcional» porque se trata de «lo que debe hacer un presidente de los argentinos».
«Si sé que en San Juan, por imperio de un terremoto, hay una sanjuanino que está sufriendo, sé que hay una argentino que sufre, y mi única obligación es estar al lado», enfatizó el mandatario.
«Eso no es firmar un decreto que transfiera fondos, sino mirar a los ojos a Romina, a quien ayer en Rivadavia se le cayó la casa encima y se salvó de milagro, y decirle ‘Quedate tranquila que te vamos a ayudar a que tengas tu casa'», sostuvo.
«No es una promesa de quien gobierna, sino el compromiso ético de quien abraza la política con la convicción de que lo hace para servir a los otros, estar al lado de los que lo necesitan, ser la voz de los que no tienen voz y estar al lado de los desamparados», remarcó.
Tras advertir que Argentina es «muy desigual» tanto «geográfica como social territorialmente», el mandatario ratificó su «deber» de cumplir con la premisa «primero los últimos».
Por eso se comprometió a «trabajar rápidamente para sacar» a los sanjuaninos del «martirio que pasaron ayer y que están pasando hoy».
Asimismo, Fernández pidió a los sanjuaninos que «se sientan orgullosos» porque el sismo registrado en la madrugada no dejó víctimas fatales, a diferencia de lo que ocurrió con los terremotos de los años 1944 y 1977, algo que el mandatario atribuyó a que San Juan «aprendió y construyó una provincia antisísmica».
«En medio de tanto dolor, tienen que tener la enorme alegría de que, con el correr de los años, fueron estrictos y pusieron las normas de construcción que correspondían», destacó.