El país impulsa grandes proyectos para atraer visitantes, pero enfrenta críticas por la transformación de su patrimonio.
Las ciudades históricas de Uzbekistán, como Bujará y Samarcanda, están en plena transformación para fortalecer el turismo. Se construyen hoteles, centros comerciales y complejos de entretenimiento en sitios que antes albergaban edificaciones soviéticas.
Uno de los proyectos más ambiciosos es “Bujará Eterna”, un complejo de 33 hectáreas con hoteles, restaurantes y un parque cultural. Aunque el gobierno lo presenta como una oportunidad para atraer más visitantes, organizaciones patrimoniales critican la demolición de edificios históricos y la falta de consulta a los habitantes.

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El crecimiento turístico es evidente: en cinco años, Uzbekistán subió 16 puestos en el Índice de Desarrollo de Viajes y Turismo del Foro Económico Mundial. El gobierno espera recibir 15 millones de turistas para 2030, más del doble de los que llegaron en 2023.
Sin embargo, arquitectos y expertos advierten que las ciudades están perdiendo su esencia. En Bujará, por ejemplo, se estableció una “zona turística” separada de las áreas residenciales, lo que genera preocupaciones sobre la autenticidad del destino.
El papel de la UNESCO en la preservación del patrimonio es clave, ya que algunos proyectos se encuentran dentro de zonas de amortiguación protegidas. La organización aún debe evaluar los cambios antes de aprobar nuevas construcciones.
Mientras Uzbekistán apuesta a su desarrollo turístico, el debate sigue abierto: ¿es posible modernizar sin sacrificar la identidad histórica?
Con información de BBC.