Tomiko Itooka, quien ostentaba el récord de ser la persona más anciana del mundo según el Guinness World Records, falleció a los 116 años en una residencia geriátrica de Ashiya, Japón. Su deceso ocurrió el 29 de diciembre, y fue confirmado por Yoshitsugu Nagata, encargado de las políticas para la tercera edad en la ciudad.
Un legado de longevidad y vitalidad
Itooka nació el 23 de mayo de 1908 en Osaka, Japón. Durante su vida, destacó por su espíritu vivaz, su amor por los plátanos y la bebida japonesa Calpis, y su pasión por el deporte, especialmente el voleibol en su juventud. A lo largo de su vida, también se destacó por su hazaña de escalar el monte Ontake, de 3.067 metros, en dos ocasiones.
En 2024, tras el fallecimiento de la española Maria Branyas, Itooka se convirtió en la persona más anciana del mundo. Al enterarse de que encabezaba la Lista Mundial de Supercentenarios, se limitó a responder con un simple “Gracias”.
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Una vida de trabajo y familia
Se casó a los 20 años y tuvo dos hijas y dos hijos. Durante la II Guerra Mundial, Itooka dirigió la oficina de la fábrica textil de su marido. Tras su muerte en 1979, vivió sola en Nara. Fue una mujer de familia, rodeada de un hijo, una hija y cinco nietos, quienes participaron de su funeral, que se celebró con familiares y amigos cercanos.
La nueva persona más anciana del mundo
Tras su fallecimiento, la monja brasileña Inah Canabarro Lucas, nacida 16 días después que Itooka, ocupa ahora el puesto de persona más anciana del mundo, con la misma edad de 116 años. En cuanto a la persona que más años ha vivido, la francesa Jeanne Calment sigue liderando el ranking mundial, con una longevidad de 122 años y 164 días.
Fuente: Clarín.