La Reserva Federal de Estados Unidos comenzó este martes una reunión de dos días marcada tanto por el debilitado consumo como por las crecientes tensiones geopolíticas en Medio Oriente. La escalada de violencia en la región, junto con nuevos datos económicos, pone bajo presión al banco central en plena encrucijada monetaria.
Se espera que la Fed mantenga sin cambios la tasa de referencia en el rango de 4,25%-4,50%. La institución enfrenta una situación difícil: los nuevos aranceles de la Administración Trump podrían llevar tanto al debilitado crecimiento como al alza de la inflación, aumentando así la complejidad de encontrar el camino más adecuado en política monetaria.
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Además, el incremento de las tensiones en Medio Oriente podría presionar al alza los precios de las materias primas, incluido el petróleo. Aun así, el crudo comenzó a descender cuando aparecieron informes de que Irán estaba dispuesto a entablar conversaciones con Estados Unidos e Israel, ayudando así a aliviar, al menos temporalmente, el clima de incertidumbre en los mercados financieros.
Este martes también se darán a conocer nuevos datos de ventas minoristas y de producción industrial en Estados Unidos. Según los pronósticos de Reuters, las ventas caerían 0,7% en mayo, mientras que la producción aumentaría apenas 0,1%. Esto reflejaría tanto el debilitado poder adquisitivo de los consumidores como el golpe de la guerra comercial en el sector industrial.
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Jerome Powell, presidente de la Fed, ofrecerá el miércoles una rueda de prensa para dar a conocer tanto el nuevo comunicado de política monetaria como las proyecciones de tipos de interés. La caída en el consumo, el debilitado crecimiento y el alza en las tensiones geopolíticas plantean así nuevos desafíos en el manejo de la política monetaria en Estados Unidos.
Fuente: Reuters.
Foto: Noah Berger.