La muy amena, bien relajada y por cierto extensa charla, se desarrolló en el programa social y deportivo “Nada Personal», que se emite todos los medios en la FM Comunitaria 105.3 de Trelew radiosudaca.org, y que, además, tiene su reiteración todas las noches a partir de las 22.
Su niñez y el currículum deportivo antes de la anaranjada, los primeros rebotes en Racing, donde forjó el sentimiento por el básquetbol, la idolatría por Nicolás de los Santos y encima después enfrentarlo profesionalmente, el paso por el Quimsa santiagueño, ser “dueño” del control remoto en su casa mientras veía que el calendario pasaba sin pena ni gloria y cómo termina siendo jugador mens-sana, contado en primera persona y a puro pick and roll.
La nota radial y vía telefónica, se realizó durante los primeros días de la presente semana, justo cuando Franco Ferraría y sus compañeros de plantel al fin podían salir del hotel y de entre las cuatro paredes que tuvieron que estar aislados, producto del masivo contagio que afectó al equipo chubutense, mientras se disputaba la competencia federal, la cual debió ser interrumpida abruptamente, ya que luego el coronavirus también había invadido los cuerpos de varios jugadores de los distintos planteles que estaban concentrados en Buenos Aires.
INICIO CON ONDA VERDE Y OTRA VEZ PARAR
La humorada por el volver a caminar y tener cierto contacto con “el mundo exterior”, rompió inmediatamente la presentación casi formal. Enseguida Ferarria explicaba que “es increíble lo que le viene pasando a esta competencia, porque primero que arrancaba y que no, luego que iba a ser con todos en una burbuja sanitaria pero en Córdoba, luego este se cayó, apareció lo de Buenos Aires, empezamos al fin, encima con un comienzo estupendo para nosotros, hasta que aparecieron los contagios y otra vez volver a estar sin jugar”, resumió.
“Obvio que nos teníamos mucha fe, pero en verdad el comienzo tan redondo también fue algo increíble. Estábamos bárbaros como equipo, funcionando cada vez mejor, jugando un básquet hermoso, ganar cuatro de cuatro y que de golpe tengamos que parar, es todo muy loco y hasta raro lo que ha pasado”.
Igual, inmediatamente acota que “es lógico que no quedaba otra opción que suspender el torneo, porque la ola de contagios no paraba. Pero buehh, primero está la salud y más allá de la incertidumbre, más las ganas de jugar y cierta desazón, habrá que seguir esperando, no queda otra”, enfatizó.
EL BASQUET ES «CULPA» DE PAPÁ
Sobre sus inicios en el deporte, recordó que “hice muchos años de futbolista, también estuve un par de temporadas haciendo tenis, probé también con el handball, la equitación, el hockey, la natación; hice de todo un poco ja ja. El básquet llega cuando tenía 9 o 10 años, que es cuando fui a Racing. Mi papá insistió tanto con este deporte, que no me quedó otra que ir. El tema fue que yo quería ir con unos compañeros que estaban en Premini, pero el profe del momento y por edad, me mandó a Cebollitas. Soy muy vergonzoso, así que al verme peor que mis compañeros, me fui, no quise quedarme”, manifestó de aquel lejano y frustrado inicio con la anaranjada.
Pasado tiempo de sonrojarse y de sentirse inferior porque sus amigos jugaban en “una categoría superior”, y ya decididamente desenvuelto en la entrevista, Ferraria agregó que “cuando tenía unos 12 años volví al básquet y al club, para quedarme sin ningún tipo de problemas. Una pavada mía, en definitiva, creyendo que ser Cebollita era lo peor, ja ja. Eso es algo que aún tengo marcado y que me va a perseguir toda la vida”, confesó siempre soltando una sonrisa.
“Creo que fui bueno haciendo fútbol en Caroqué, incluso luego casi quedo en Racing, también me fue bien en el tenis y hasta en la natación. Era alto, en los córner ganaba siempre y un jugador de fútbol de toda la cancha. Y ya metido en básquet, siempre imaginé algo grande, pero pasa que pasaba el tiempo y todo se iba alejando”.
UNA SERIE DE HECHOS DESAFORTUNADOS
La continuidad en el deporte, que en algún momento le había sido esquivo por decisión propia, lo fue considerando en la opinión del ambiente, tanto que llega su oportunidad en la Liga Desarrollo y en ella defender, tras un anterior largo e ilusionado viaje a Santiago del Estero, la camiseta de la Asociación Atlética Quimsa, oportunidad en la que logran el título del mencionado certamen.
El periplo por el norte lo inició a los 16 años, justo cuando terminó el quinto año del secundario en el Colegio Padre Juan Muzio de Trelew.
“Luego de algunas circunstancias, vuelvo a Gimnasia y otra vez empezarla a remarla. Hubo un juego contra un diezmado Peñarol de Mar del Plata, sabiendo que iba a entrar, pero a la vez llegaba sufriendo de semanas una insoportable tendinitis, un desgarro en las dos rodillas. Lógico que ni se me ocurría tener que parar, porque venía desde demasiado tiempo esperando el momento, pero lamentablemente no me quedó otra y tuve que mirar el partido desde la tribuna, triste y amargado”, expresó sobre lo que fue su malogrado debut con la casa verde.
Llovido y ahora mojado, dice la frase popular. Algo así experimentó luego el entrevistado: “encima llegó la pandemia y con ella toda la incertidumbre. Cuando nos volvemos a juntar en Comodoro, no tenía ni idea si iba a quedar o no, eso estar concentrado en la burbuja. Primero era el jugador número 13, porque dependía de dos cubanos, si llegaban o no, y hasta llegué a ser el 14, porque al plantel se suma Sebastián Vega”, contó sobre cómo se fueron dando las cosas para finalmente poder estar hoy jugando en la Liga.
“Cortaba clavos todo el tiempo. Pero un compañero se contagia y tiene que aislarse, otros se lesionan, así que al no llegar poder a entrenar ni siquiera un cinco contra cinco, voy teniendo mis chances y acá estamos. Todo en contra teníamos, casi ninguna práctica normal, pero arrancamos a jugar y fue increíble”.
DEL SILLÓN DE CASA AL PARQUET DE ELITE
Si la reciente historia deportiva de Ferraria tenía instantes de superlativo suspenso, él mismo se encargó de relatar cómo todo no había quedado ahí: “hace unos dos meses estaba sentado en un sillón de mi casa sin siquiera saber qué iba a ser de mi carrera. Hasta había surgido una chance de jugar en un equipo de TNA, porque de Gimnasia me informaban que el plantel ya estaba completo. Era a préstamo”, repasó.
“En muy poco tiempo todo cambió radicalmente. Era el jugador 14 de Gimnasia o jugar en el TNA, encima sabiendo que esta categoría no iba a arrancar pronto, y ahora estar viviendo esto. Encima todas las pulsaciones en el debut rápido ante Argentinos de Junín, ya que Martín Villagrán me mando a la cancha a los cinco minutos”.
Un extremo a otro, tal cual. De película. Inactivo quién sabe hasta cuándo, cómodo en el hogar pero preocupado por el futuro profesional, el basquetbolista igual sigue soportando aquellos viejos problemas de la rodilla, tanto que, sin ser creyente, “más de una vez recé porque hasta en los entrenamientos tenía mucho miedo de que la lesión se agrave, pero sabía que si perdía mi lugar, quizás no lo recuperaba nunca más”, sostuvo.
En cuanto a cómo transcurrieron sus días estando encerrado, producto de tener coronavirus, comentó que “fue un bajón, pero más que nada por cómo veníamos jugando y tener que parar de golpe. Por lo demás, nada muy especial, bastante bien, por suerte. Fueron 11 días que la supe llevar, más allá de tener que aguantar todos los días casi la misma comida ja, pero no quedaba otra”, resumió.
ADMIRAR Y JUGAR JUNTO AL ÍDOLO Y HOY ENFRENTARLO
El pasado inmediato estuvo plagado de felicidad, además de ser toda una recompensa a tanto sufrimiento y mucho esfuerzo desplegado. Y sobre el futuro, ni hablar, dejarlo que venga, total falta para eso, total para qué pensar en algo que aún no sucede. : “hoy disfruto lo que me pasa, pero tengo muy claro que aún tengo que ganarme un lugar donde estoy y luego recién pensar en el futuro. Es muy temprano para eso”, remarcó.
Nicolás de los Santos, ese tipazo y además figura emblemática, referencial, de este deporte y por estas tierras, también es mencionado por Franco Ferraria durante la entrevista: “lo veía entrenar o llegar a los Campus de Basquet, y era como un Dios para todos nosotros. Lo admiraba antes y luego encima fuimos compañeros. Y ahora además lo tuve como rival. Completito para mí”, afirmó sobre el tema y el personaje en cuestión.
“Nicolás sigue siendo el mismo de siempre. Nunca cambió. Y eso es mucho más importante que lo que ha demostrado como jugador, donde es un fenómeno. Un tipazo total”.
En el cierre, la chicharra sonaba dando claras señales que llegó el epílogo de la charla. Aquella que arrancó con un deportista que hace muy pocos meses estaba en su casa, totalmente apesadumbrado, viviendo muy intranquilo un futuro plagado de incertidumbre y que hoy, gracias a un tremendo empeño y obvio que adornado por el talento, experimenta otra realidad.
Un pibe de los nuestros, Franco Ferraria, como tantos y tantas que siempre nos hacen sentir orgullosos, aún sin saber qué puede pasar en el futuro. El presente es hoy y hay que disfrutarlo. Entonces, pues, disfrútelo, pibe.
Gentileza: Héctor Fabián Araneda – FM Comunitaria 105.3 de Trelew radiosudaca.org
