Los daños causados por los huracanes Iota y Eta a su paso por Honduras dejaron, según estimaciones, pérdidas valoradas en 250.000 millones de lempiras (8.600 millones de euros) y las autoridades prevén que 860.000 personas pueden perder sus empleos y otros siete millones caer bajo el umbral de la pobreza.
Organizaciones de la sociedad civil, como varias empresas encargadas de las labores de reconstrucción, alertaron que la labor que queda por delante es «monumental» y agregaron que se requerirá de unidad y esfuerzo conjunto a nivel nacional, consignó la agencia DPA
Según el Foro Social para la Deuda Externa de Honduras, los huracanes provocaron un retroceso de 22 años al país, con un impacto humano y económico de brutal envergadura.
Así, el diario La Prensa señaló que los fenómenos meteorológicos, que golpearon el país entre el 4 y 16 de noviembre, han dejado un panorama desolador, con más de un centenar de muertos, 3,5 millones de personas afectadas y desplazadas, miles de hectáreas de cultivos destruidas y fuertes daños estructurales.
Aunque aún no se hizo un recuento oficial de las pérdidas, se estima que ambos fenómenos naturales dejen daños valorados en unas 250.000 millones de lempiras, la cuantía actual del presupuesto nacional.
Las regiones más golpeadas por las crecidas de los ríos Ulúa y Chamelecón han sido el valle de Sula y los departamentos de la zona del noroeste del país, que concentran gran parte de la producción agrícola, así como ganadera e industrial.
En este contexto, miles de hondureños limpiaban sus viviendas del lodo que dejaron las inundaciones causadas por el paso de los ciclones, y se informó que algunas zonas del país aún siguen inundadas, reportaron hoy las autoridades.
El Gobierno lanzó la operación «No están solos» para acompañar con 2.000 máquinas a decenas de miles de pobladores en la limpieza de sus viviendas y calles que quedaron cubiertas de lodo y basura por los desbordes de los ríos y quebradas, dijo el coordinador de la campaña, Mario Pineda, según la agencia AFP.
Las operaciones se concentraron especialmente en el valle de Sula, en las proximidades de San Pedro Sula, 180 kilómetros al norte de Tegucigalpa, que sufrió los mayores desastres por el desborde de los caudalosos ríos Ulúa y Chamelecón.
La Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) informó que 89.000 personas se encuentran todavía en albergues.
Mientras tanto, el Gobierno desplazó maquinaria a 89 rutas donde el paso quedó interrumpido por deslizamientos de tierra y para reparar daños en 23 puentes.
El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, anunció que un equipo técnico de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) está evaluando los daños para solicitar ayuda a los países cooperantes y a los bancos multilaterales de crédito.
Las proyecciones del Banco Central de Honduras señalan que el PIB caerá entre un siete y un ocho por ciento a raíz de la pandemia.
A esto hay que sumar los huracanes, lo que podría traducirse en un decrecimiento del 10 por ciento con pérdidas de casi 250.000 millones de lempiras.
Por ello, los economistas resaltaron la importancia de reformular el presupuesto general para el ejercicio fiscal 2021 y han destacado el impacto que tendrán tanto el endeudamiento como las tareas de rehabilitación.
Por su parte, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Mauricio Claver-Carone, dijo en un comunicado que el organismo «liderará una cooperación histórica entre los gobiernos, (organismos) multilaterales y el sector privado para acelerar la recuperación y reconstrucción de la región».
Claver-Carone precisó que se hará una coordinación con Naciones Unidas, las autoridades de los países, el BID, el Banco Mundial y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) para impulsar «un plan de acción conjunto para financiar ayuda humanitaria y tareas de reconstrucción de Guatemala, Honduras y Nicaragua, los países severamente más afectados».
