El viñedo de la familia Köhler, ubicado en El Hoyo, vive una vendimia especial: con ayuda de amigos, recolectan uvas que se transformarán en vinos patagónicos únicos. Es el primer año que elaboran en su propia bodega.
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Entre montañas, río y un entorno natural que invita a quedarse, la familia Köhler celebra una vendimia muy esperada en El Desemboque de El Hoyo, en Chubut. Este año marca un hito: por primera vez elaborarán sus vinos en una bodega propia y familiar, que refleja el esfuerzo de años de trabajo en la chacra.
«Vinieron varios amigos a ayudarnos, es algo muy familiar, muy chiquitito», cuenta Viviana Köhler, con emoción y rodeada de uvas Gewürztraminer y Chardonnay. Aunque aún no cosechan el Malbec porque las plantas son jóvenes, el entusiasmo es palpable. Se estima que este año recolectarán entre 400 y 500 kilos, lo que podría rendir unas 600 botellas.
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La historia vitivinícola de la familia comenzó cuando Ernesto Köhler, tradicional productor de frutillas, frambuesas y sauco, decidió plantar vides por recomendación del enólogo Darío González. “Hace siete u ocho años puso las primeras plantas, porque le encanta probar cosas nuevas”, recuerda Viviana. Hoy, el viñedo se suma al legado agrícola de una chacra que sigue reinventándose.
Aunque los vinos aún no están a la venta en comercios, ya hay botellas en guarda y se planea abrir la bodega al público. «Queremos que la gente venga al viñedo, a la bodega, más descontracturado, no tanto de vinoteca», explica Viviana. Los turistas que visiten la zona pronto podrán disfrutar de visitas guiadas y eventos en el viñedo, como el que realizaron el año pasado y esperan repetir próximamente.