Investigaciones recientes confirman que la velocidad al caminar no solo refleja tu estado físico, sino también el envejecimiento de tu cerebro. Caminar más lento de lo habitual podría indicar un deterioro cognitivo acelerado, incluso en personas de mediana edad.
Estudios en adultos sanos demostraron que los caminantes más lentos presentan cerebros más pequeños, menor fuerza muscular y peor salud cardiovascular. Incluso a los 45 años, una marcha más lenta puede anticipar signos de envejecimiento en pulmones, sistema inmune y capacidad cognitiva.
MIRÁ TAMBIÉN | Axiom Space aplaza indefinidamente la misión Axiom 4
Los expertos coinciden en que una marcha lenta puede ser consecuencia de enfermedades crónicas, falta de movilidad o sedentarismo. Además, se asocia con mayor riesgo de internaciones, ACV e incluso mortalidad temprana.
Una simple prueba de velocidad —caminar 10 metros cronometrando el tiempo— puede dar pistas sobre el estado general de salud. Las apps como Google Fit o Strava también permiten hacer este seguimiento fácilmente.
Por fortuna, mejorar la velocidad al caminar es posible. Caminar más seguido, aumentar la intensidad progresivamente y hacer pequeñas pausas activas durante el día son claves para frenar el deterioro y mejorar la calidad de vida.
Fuente: BBC.