En Neuquén y el Alto Valle, la primavera llega acompañada de una intensa cantidad de pelusa de álamo, exacerbando los cuadros alérgicos y complicando la vida diaria de muchos habitantes.
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Cada primavera, la pelusa de los álamos se convierte en una presencia habitual en el aire del Alto Valle, pero este año ha sido especialmente intensa en Neuquén y las ciudades circundantes. Aunque no es tóxica, su aumento está relacionado con el incremento de cuadros alérgicos, afectando a una gran parte de la población sensible a este tipo de agentes.
La doctora Cristina Miranda, infectóloga del Ministerio de Salud de Neuquén, señaló la importancia de diferenciar entre infecciones respiratorias y alergias, ya que ambos cuadros pueden complicarse, especialmente en personas con afecciones preexistentes, como el asma. Entre los síntomas alérgicos más comunes provocados por la pelusa se encuentran la rinitis, picazón en garganta y ojos, y la irritación ocular.
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Miranda subrayó que la pelusa en sí no es tóxica, pero está acompañada de polen y polvo, lo que desencadena respuestas inmunológicas en personas alérgicas. Además, recordó que los virus respiratorios también son comunes en esta época del año, como el estreptococo, que puede causar escarlatina, un cuadro infeccioso que presenta fiebre y dolor de garganta.
Por su parte, el ingeniero forestal Esteban Thomas, del INTA Alto Valle, explicó que lo que se percibe como pelusa son en realidad fibras que rodean las semillas de los álamos, dispersándose cuando las cápsulas de los árboles femeninos se abren. Este fenómeno natural ocurre cada primavera, y aunque no se ha cuantificado el volumen de pelusa de este año en comparación con años anteriores, es evidente su presencia masiva en la región.
Fuente y foto: LM Nequén