Un reciente estudio de la Universidad de Cambridge alertó sobre los peligros de usar inteligencia artificial para imitar la voz de personas fallecidas o recrearlos en video. Esta práctica, que utiliza tecnología avanzada para crear «deadbots», podría tener consecuencias psicológicas graves para quienes están en proceso de duelo.
Publicados en la revista Philosophy and Technology, los hallazgos del Centro Leverhulme para el Futuro de la Inteligencia destacan la necesidad urgente de protocolos de seguridad. Estos protocolos deben proteger a familiares y amigos de apariciones digitales no deseadas de sus seres queridos fallecidos.
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Los coautores del estudio subrayan la importancia de considerar los derechos y el consentimiento tanto de las personas recreadas digitalmente como de aquellos que interactúan con estas simulaciones. Las apariciones digitales no deseadas pueden causar una gran aflicción a quienes están en duelo, perturbando su proceso de recuperación emocional.
Además de los problemas psicológicos, los deadbots plantean serios dilemas éticos. Los servicios que resucitan digitalmente a los muertos deben abordar adecuadamente la dignidad del fallecido y evitar la explotación comercial de sus recreaciones. Los investigadores recomiendan medidas de seguridad estrictas y mayor transparencia en el uso de esta tecnología.
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El estudio destaca que la accesibilidad de estas tecnologías aumenta la probabilidad de que los familiares sean bombardeados con mensajes no solicitados. También se advierte sobre el riesgo de fraudes, donde ciberdelincuentes podrían usar la voz de un ser cercano para estafar.
Casos recientes, como el de Joshua Barbeau en 2021, ilustran las aplicaciones y preocupaciones de esta tecnología. Barbeau utilizó inteligencia artificial para hablar con su prometida fallecida, generando un debate sobre los límites éticos y emocionales de esta práctica.
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Los expertos de Cambridge llaman a una regulación clara y específica para el uso de deadbots. Hasta ahora, la falta de directrices deja a los usuarios en una situación vulnerable. Las compañías tecnológicas deben adherirse a un código ético robusto y fomentar una discusión pública sobre el uso de esta tecnología.
La capacidad de recrear digitalmente a una persona fallecida no debe ignorar las profundas implicaciones humanas. Las innovaciones en inteligencia artificial deben ser manejadas con extrema precaución, respetando la dignidad y el consentimiento de todos los involucrados.
FUENTE: El País.