El primer desafío en el contexto de pandemia era sin dudas llegar al día de la carrera, porque el contagio lo hubiera dejado al margen de Tokio como ocurrió por ejemplo con el histórico saltador de garrocha Germán Chiaraviglio.
“Sabíamos que si había un PCR que nos diera positivo nos quedábamos fuera de los Juegos Olímpicos, pero con mi entrenador tratamos de desenfocarnos, no pensar demasiado en eso, incluso en Toluca tratamos de hacer vida normal cuando estuvimos con el equipo de Rodolfo Gómez, lo mismo que en Sapporo, no estábamos a cada rato pensando que algo podía salir más”, aseguró.
“Los recaudos se tomaron, hicimos muchas cosas, cuando entramos a Japón nos hicieron dos PCR, en la Villa Olímpica nos hacían todos los días análisis de saliva, lo mismo que para volver a Argentina, nosotros llegamos a México, no nos pidieron nada, pero en Panamá sí y cuando llegamos a Buenos Aires lo mismo», aclaró.
«Al único que pude saludar cuando llegué al Aeropuerto de Esquel fue a Ciro, mi perro, los PCR indicaba que no teníamos nada, pero esas son las reglas y dentro de poco abrazaré a los míos, a mi familia y toda mi gente. Ciro me puede visitar en casa, me lo traen todos los días», destacó sobre la imposibilidad momentánea de compartir la inédita experiencia olímpica con los suyos.
«Ahora en casa, un tanto aburrido, duermo bastante, estoy volviendo a acostumbrarme al uso horario, si bien había estado unos días en México, también me costó bastante. Acá está lloviendo, así que el día invita a descansar y deseando volver a entrenar y juntarme con las familias y amigos», remarcó.
«Cuando llegamos a Japón la pasamos mal, eran las ocho de la noche y estábamos sonámbulos, cantábamos, no entendíamos nada, no teníamos hambre, pero al tercer día ya nos adaptamos a ese cambio horario de 12 horas. Lo único es que con mi novia solamente podíamos hablar un par de horas por día», recordó.
.- ¿En qué momento caíste sobre lo que eras un deportista olímpico?
Desde el primer día que llegué a la Villa Olímpica de Tokio. Fue algo lindo cuando fui a almorzar y me levanté de la mesa y me empecé a encontrar con otras figuras; atletas, nadadores, Scola, Delfina Pignatiello, los mejores en su disciplina, el sólo hecho de estar ahí ya sentía que era cumplir un sueño. Y lo mismo me pasó en largada del maratón, estar en la misma línea o el mismo lugar de entrenamiento con monstruos como el mismo Eliud Kipchogue, Suguro Osako, fue algo increíble.
«Cuando crucé la línea de llegada no quería irme, si ven el video, me quedé plantado en el arco de llegada, me quería quedar a vivir, fue muy emocionante».
«Me saqué fotos con todos, pero en los momentos en los que creía que no molestaba a los demás, fui uno de los primeros en ver a Kipchogue, estaba desayunando y lo vi llegar, aunque estaba bastante tapado. Supe cuando sacarme la foto y no la publiqué hasta después de los Juegos porque creía que debía estar concentrado en lo que tenía que hacer», dijo sobre los momentos compartidos con algunas de las máximas estrellas del deporte argentino y mundial.
.- ¿Cuál terminó siendo el principal factor que influyó en el desarrollo de la carrera, la alta temperatura, la humedad, la dureza del circuito?
– Salí a hacer mi carrera de entrada, la idea era pasar bien la media, sabíamos que después íbamos a caer un poco y así fue, sabemos que el clima siempre es un factor fundamental, haga frío o calor, y en este caso hizo mucho calor y se sintió la humedad, muchos de los mejores corredores del mundo abandonaron, fueron 30, otros no se sintieron de la mejor manera. En mi caso pude soportarlo bastante bien, pasé en 1:05:57 la media, parecido a lo que me había pedido Rodrigo (Peláez), aunque sabía que arriba se iba a poner un poco difícil. No sé si fui remontando posiciones o los demás se iban quedando, en un momento llegué a estar en el puesto 27, pero faltando dos kilómetros me alcanzaron tres, cuatro atletas y me sacaron esa posición, pero igual orgulloso de lo que se pudo hacer.
«Hice el mejor tiempo de un maratonista argentino en un Juego Olímpico, siento un orgullo enorme por eso».
El mejor latino del maratón olímpico fue el colombiano Jeison Sánchez, que resultó una verdadera revelación al ocupar el puesto 15 con 2 horas, 13 minutos, 29 segundos.
«Todo el tiempo fui con Cristian Pacheco (Perú) y creíamos que adelante iban los brasileños, pero Jeison fue la sorpresa de los Juegos, el que mejor corrió de todos, incluso que Kipchogue, porque él tenía 2:10:54, y llegó con 2:13:29, cayó un poco más de dos minutos, fue una excelente representación», valoró el chubutense.
Consultado sobre su futuro, aseveró que «la última opción es irme de Esquel, en ningún momento lo he pensado, los mejores resultados han sido trabajando acá, mi mejor marca, la de 2:09:59 la logré entrenando en mi lugar, todo está bien para prepararme acá, aunque sea más difícil en invierno».
«Jamás pensé en irme de acá, obviamente que si surge alguna posibilidad la tendremos que evaluar, pero Esquel es uno de los mejores lugares de la Argentina para preparar un maratón», sentenció.
