Este lunes se inaugurará en Neuquén Capital un complejo de monoambientes que será destinado a 12 mujeres trans que se encontraban en situación de extrema vulnerabilidad social.
Ellas por primera vez accederán a un hogar propio. Las 12 beneficiarias tienen entre 40 y 60 años, superando la expectativa de vida para la población trans en nuestro país de solo 35 años.
El proyecto fue ejecutado por el Instituto Provincial de Vivienda (IPV) de Neuquén, e impulsado por la monja Mónica Astorga, de la congregación de las Carmelitas Descalzas de Neuquén.
El proyecto comenzó hace casi 3 años con la firma de un convenio entre el IPV y el monasterio de las Carmelitas Descalzas. El terreno donde se edificó la solución habitacional para estas mujeres, en el barrio Confluencia, fue cedido por el Municipio neuquino.
La religiosa le explicó a LM Neuquén que las personas que accederán a la vivienda “fueron seleccionadas por su estado de extrema vulnerabilidad social”.
Reconoció que “la elección no fue fácil porque la mayoría de las trans viven en lugares inhumanos, en piecitas de 3 por 2 metros, sin cocina y pagando alquileres de más de 10 mil pesos”, una realizada que se replica en otros puntos del país.
La monja en conocida en la Provincia por su labor de acompañamiento a las personas trans a salir de la prostitución y las adicciones, y reclamando por el acceso a los derechos sociales básicos, así como una fuente laboral.
Ahora que se ha concretado el proyecto, se la monja reveló que incluso fue amenazada por vecinos de la zona que se opusieron a la iniciativa: “’No se merecen tener un hogar’, decían quienes se opusieron al proyecto”, comentó Astorga.
Reconoció que ahora “mucha gente está esperando el fracaso de este proyecto para seguir condenando a las trans. Ellas también merecen vivir en un lugar digno y no en piecitas inhumanas”, continuó.
En cuanto a la mecánica del proyecto, las mujeres “firman un comodato y tienen la obligación de cumplir con las disposiciones que figuran en el reglamento de convivencia”. Además, cuando una de ellas deje de ocupar su vivienda, quedará el lugar para que la habite otra que tenga la necesidad.
Esta obra “significa dar vida a estas personas y transformar sus vidas teniendo un lugar digna. Estas mujeres durante mucho tiempo han vivido en la oscuridad por eso les digo que estas casas deben iluminarlas para sus compañeras y para que la sociedad pueda entender que también ellas merecen vivir con dignidad y merecen el respeto”, sentenció la religiosa.
De eta forma, concluyó subrayando que “puedo asegurar que es el colectivo más marginado, más maltratado en todo sentido”.
Fuente: lmneuquen.com