Escocia tiene un vínculo histórico y cultural profundo con un ser mitológico: el unicornio. Esta criatura, famosa por su cuerno en espiral y su majestuosa figura, es oficialmente el animal nacional de la nación escocesa, aunque su historia se remonta a siglos atrás.
El unicornio fue adoptado por primera vez en la heráldica escocesa en el siglo XV, cuando comenzó a aparecer en el escudo real del país. Se convirtió en un símbolo de la realeza y la nobleza de Escocia, representando poder y pureza. A pesar de su origen mítico, esta figura sigue siendo un ícono presente en la identidad nacional de los escoceses.
En un principio, el escudo de armas escocés estaba sostenido por dos unicornios, pero tras la Unión de las Coronas en 1603, el rey Jacobo VI de Escocia, también Jacobo I de Inglaterra, cambió uno de los unicornios por un león, símbolo de Inglaterra, para reflejar la unidad de ambos países. Este gesto marcó un cambio significativo en la heráldica, aunque el unicornio continuó siendo un símbolo relevante en Escocia.

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La mitología del unicornio no solo lo asocia con la pureza y la inocencia, sino también con el poder. En las leyendas celtas, se le atribuía la capacidad de purificar el agua envenenada, lo que acentuaba aún más su rol como protector y sanador. Este poder curativo lo convirtió en una criatura reverenciada, difícil de capturar y casi inalcanzable.
A lo largo de los siglos, el unicornio ha permanecido como un emblema de independencia y orgullo en Escocia. Su imagen ha sido utilizada en diversos aspectos culturales, desde el arte hasta la arquitectura, representando la resistencia y el espíritu indomable de la nación.
Aunque los unicornios son seres mitológicos, los escoceses se sienten fuertemente conectados con todo lo que simbolizan: la pureza, la fuerza y la unidad. De esta manera, el unicornio sigue siendo un verdadero reflejo de la identidad escocesa, un símbolo venerado que trasciende el tiempo y las generaciones.
Fuente: Billiken.