En un gesto de cercanía con los sectores más vulnerables, el papa Francisco visitó este jueves la cárcel de Regina Coeli, la más grande de Roma, en el marco de la conmemoración del Jueves Santo. A pesar de sus problemas de salud, el pontífice argentino de 88 años quiso estar presente junto a los reclusos, aunque no realizó el tradicional lavado de pies.
El Vaticano informó que Francisco permaneció cerca de 30 minutos dentro del penal, donde mantuvo un encuentro privado con alrededor de 70 internos, además del personal penitenciario. La visita fue breve pero significativa, en una institución conocida por su deterioro edilicio y su alto nivel de sobrepoblación.
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Este año, por prescripción médica, el papa no llevó a cabo el gesto simbólico del lavado de pies, ritual que recuerda el acto de humildad de Jesús hacia sus apóstoles durante la Última Cena. En los últimos años, Francisco había realizado esta ceremonia en cárceles, centros para enfermos y hogares de acogida, alejándose del protocolo vaticano.
Desde su elección en 2013, el líder de la Iglesia católica ha mostrado una constante preocupación por la situación de las personas privadas de libertad. Su presencia en este tipo de instituciones refuerza el mensaje pastoral de compasión, inclusión y perdón, pilares centrales de su papado.
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Tras una internación de 38 días por una grave neumonía bilateral, el papa volvió al Vaticano el 23 de marzo. Aunque su estado de salud sigue siendo delicado, ha retomado algunas de sus actividades públicas con moderación. Esta visita a la prisión, en la antesala de la Semana Santa, refuerza su compromiso con los excluidos, incluso en tiempos de convalecencia.
Fuente: DW.
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