UNA CARTA CONMOVEDORA A SU PADRE
En las últimas horas, Nadia Podoroska ha sido un nombre resonante en los medios de comunicación y en las redes. Su logro de haber llegado a Roland Garros le han dado trascendencia y una fama que no buscaba, pero que ha adquirido después de un largo camino en el tenis.
En estas horas se ha conocido una carta a su papá, que en realidad hizo público en junio pasado cuando se celebró el Día del Padre, mediante la cual agradeció el apoyo incondicional en su intrincado camino para lograr ser una profesional del tenis.
La carta completa:
«Querido papá:
No hace falta contarte lo importante que sos para mí, aunque creo que sí. Contradictorio, ¿no? Es que tengo estas sinceras ganas de gritarle al mundo que sos de mis mayores orgullos y un ejemplo a seguir para todo aquel que quiera llevar con dignidad eso de ser el papá de una niña repleta de sueños. Y no, cuando pisé por primera vez el Club Atlético Fisherton de Rosario agarrada de tu mano seguramente no soñaba con ser una jugadora profesional. Claro, tenía apenas cinco años y yo sólo quería jugar, porque eso es lo único que queremos las niñas a esa edad, ¿no es cierto?
No me impusiste la pasión por el tenis y estoy convencida que es por eso que elegí el tenis para toda la vida. Gracias por entender todo en las diferentes etapas de mi camino. Aunque llevás casi tres décadas trabajando en la farmacia junto a mamá, tu oficio de relojero te dio el timing para entender cada uno de mis momentos. En la vida y en el deporte, que es de lo que quiero hablar. Aunque en definitiva el deporte es lo que adopté como forma de vida.
Entendiste todo en mi niñez, aquella época en la que yo no jugaba ni para los de afuera ni pensando en el futuro sino para divertirme. Simplemente éramos mi raqueta, mi profe o mi compañera del otro lado de la red, el momento presente y yo. Recuerdo las tardes en las que antes de entrar al segundo turno de trabajo te hacías un lugar para verme jugar. Y cuando el tenis empezó a ser «cosa seria» (¿cómo un juego puede convertirse en cosa seria?) me acompañaste en silencio, disimulando tus nervios en los partidos para no contagiarme, respetando tu rol al otro lado del alambre, haciendo lo imposible para que yo pudiera viajar y competir.
¿Te acordás de mi cumpleaños de 15? Ya sé que te acordás, sólo que me gusta pensar en qué sentiste cuando te dije que no quería una fiesta sino un pasaje a Europa para abrirme al mundo con el tenis. Nunca pudiste salir del país para verme jugar y aún así siento que siempre, pero siempre, estás ahí. Hoy sos el primero en escribirme cada vez que termino un partido. Leer tus mensajes o escuchar tus notas de voz felicitándome en las victorias y acompañándome con ternura en las derrotas hace que todo sea mejor, sin excepciones.
Crecí viendo tu esfuerzo, por eso juego siempre con el corazón. Gracias por no pretender jamás que yo sea una gran campeona, sino que sea feliz a cada paso. Gracias por transmitirme confianza desde que era una niña, respetando todas y cada una de mis decisiones. Gracias por no meterte nunca con el trabajo de mis entrenadores, entendiendo que ellos estaban mejor preparados que vos para aconsejarme en la cancha. Gracias por no enojarte jamás por mi rendimiento en una cancha de tenis. Gracias por el tenis.
¡Felíz Día, Pa!»