Un equipo de científicos japoneses logró recrear la apariencia de una mujer del período Jōmon gracias a un análisis genético avanzado realizado sobre una muela hallada en 1998 en la isla Rebun.
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En un hallazgo que combina arqueología, genética y tecnología de última generación, investigadores japoneses lograron reconstruir el rostro de una mujer que vivió entre 3.550 y 3.960 años atrás en lo que hoy es Japón. El descubrimiento, dado a conocer por el medio británico Daily Mail, se basa en el ADN extraído de una muela encontrada en 1998 en la isla Rebun, al norte del archipiélago nipón, frente a la costa de Hokkaido.
La mujer pertenecía al antiguo pueblo Jōmon, reconocido por ser una de las primeras culturas en establecerse en el territorio japonés. Con una antigüedad que se remonta a más de 50.000 años, los Jōmon eran cazadores-recolectores que desarrollaron una rica cultura material, incluida su característica cerámica marcada con patrones de cuerda.
El análisis genético, liderado por el antropólogo Hideaki Kanzawa del Museo Nacional de Naturaleza y Ciencia de Tokio, permitió identificar detalles físicos como su cabello oscuro y rizado, piel con pecas y ojos marrones. Pero además, reveló características biológicas únicas: una alta tolerancia al alcohol, cerumen húmedo, mal olor en las axilas y una dieta rica en grasas, lo que sugiere que los Jōmon habían evolucionado de forma independiente tras separarse de las poblaciones asiáticas continentales hace más de 18.000 años.
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Este perfil genético coincide con poblaciones árticas modernas que también dependen de alimentos ricos en grasa, reforzando la idea de que los Jōmon cazaban animales marinos como delfines, lobos marinos y salmones, así como ciervos y jabalíes. En el sitio arqueológico de Funadomari, donde fue hallada la muela, también se encontraron restos de estas especies y herramientas vinculadas a la pesca y la caza.
Más allá de la genética, el estudio arrojó luz sobre rituales culturales del pueblo Jōmon, como el entierro de bebés en tinajas, las ofrendas funerarias y la extracción ritual de dientes en la pubertad, una costumbre aún no del todo comprendida.
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Aunque los Jōmon se diferencian genéticamente de los japoneses modernos, Kanzawa explicó que comparten más vínculos con los actuales japoneses, coreanos, taiwaneses y filipinos que con la mayoría de los chinos Han, revelando una compleja red de conexiones en el este de Eurasia.
Este trabajo marca un hito en la reconstrucción del pasado humano en Asia Oriental, y demuestra cómo la ciencia actual puede recuperar fragmentos olvidados de la historia a partir de restos mínimos como una sola muela.
Fuente y foto: Infobae