jueves 25 abril 2024

Sangre en “El Ombú”

Dólar Oficial
$892,50
0,06%
Dólar Solidario
$1.428,00
0,06%
Dólar Tarjeta
$1.428,00
0,06%
Dólar Qatar
$1.428,00
0,06%
Dólar Informal
$1.035,00
0,49%
Riesgo País
1.205
2,64%
Actualizado: 01:08 25/04 | downtack.com

“La originalidad es un desvelo gringo”, había cantado un payador. Y como Ombú era la única marca de caña que había en la zona, así se llamaba el boliche, único punto que interrumpía el profundo diálogo entre la noche, la soledad y las ráfagas que peinaban la escasa vegetación, arrancándole agudos y misteriosos acordes. Pero adentro la peonada no reparaba en poesía y sutilezas. Cuchicheos y candores convertían la cosa en algo mucho más simple: grasa chamuscada, alcoholes rancios y un fuerte olor a cópula. Eso definía la identidad del local, famoso por no admitir ni poetas ni cantores. Como mucho un truco o un duelito fraternal para calentar la musculatura profunda que la caña Ombú no llegaba a mojar.

  • ¡Envido! – gritó un peoncito chileno.
  • No, no – dijo el viejo mientras por lo bajo acariciaba el mango de su daga.

Un cinco de copas se clavó en la humedad de la mesa.

  • Estos dos se agarran… – dijo un paisano infalible para la profetizar riñas.
  • ¡Truco entonces!
  • Déle.

Heroísmo había poco en el viejo. Más bien era un fresco de la miseria y el sufrimiento. Paisaje humano habitual cuando en una tierra desembarca la invasión y la conquista. Don Gallo le decían al viejo, por su flácida y rugosa papada. De joven: corpulento, enérgico, vasco. Entre las tropas de Roca había estado. Se incorpora al ejército en 1883, fase final de la “Campaña del Desierto”, bajo el mando del Capitán Emilio Crouzeilles. No tenía un invierno encima cuando los mapuche de Reuquecurá y Namuncurá lo hieren feo en el Combate de Pulmarí. Está dos años con media tripa afuera. “El único wingka que no disparó”, se decía. De hecho, las noticias de la derrota de Sayhueque en 1885 las recibe aún convaleciente, en cama, en una tienda de campaña. A pesar de haber estado pocos meses activo, sus interminables cuentos, con los que aburría a los paisanos de El Ombú, narraban fielmente el genocidio patagónico, cuentos que mezclaba con los ecos de la Revolución de Mayo y las guerras contra el godo. Ya es hombre maduro cuando se dedica a probar suerte en el Atlántico. Es de los primeros en animársele a la ballena, esa que luego apodan “franca” por su involuntaria docilidad frente al arpón. Pero los años y el océano lo doblegan. Vuelve en 1918 a lo que hoy sería el Chubut, y se arropa con un destino de errancia, se funde con el caballo, para luego con suerte envejecer y morir. Y así lo hace: envejece y cien arrugas tajean su rostro, interrumpido por el engarce de dos ojos verdes y rencorosos. Pero no muere, vive como fantasma, sin más rumbo ni propósito que la grupa como almohada.

Pero aquella noche, en El Ombú y con el truco de excusa, había decidido que alguien lo mate. Y el peoncito chileno que lo desafiara en el perfecto ejecutor de su plan se había convertido. Sobre este último, el peoncito, poco puede ser contado pues pisaba la veintena. Basta decir que era alegre y le gustaba truquear.

  • Sí quiero, y va esta – agrega Don Gallo.

Seis oros matan al infame cinco. Dos cuatros le quedan al vasco viejo. Es decir no le queda nada, acaso su triste invariante existencial. Suelta uno de oro.

Un rey de bastos impacta sobre la mesa.

  • ¡Quiero retruco!
  • ¡Quiero vale cuatro!
  • Venga, y si ganás te clavo.

Un siete de los buenos arroja el joven, en silencio, y gana.

En el mismo instante que deja caer su cuatro restante Don Gallo se levanta relampagueante y hace flamear su viejo poncho. El chilenito no se amedrenta y acepta el duelo.

En El Ombú el tiempo se detiene.

Insulta el aire una primera estocada del viejo.

Al resto del borracherío se le vacían los ojos, y quedan blancuzcos de placer. Destripados podrán quedar ambos que nadie hará nada. Rige ya la Ley del Acero. Al primer agravio afilado el peoncito responde con un desprolijo cuchillazo que filetea el magro brazo del viejo, que de seco ni sangra. Retruca Don Gallo exhibiendo su pecho, e insta al tajo final, para así conquistar la muerte y su redención.

Pero el peoncito dibuja con la mano un vago gesto de negación y se da vuelta. No quiere manchar su reputación y cargar con la muerte de un pobre gaucho loco. Ahí nomás Don Gallo se abalanza ciego de odio y hunde en la espalda del muchacho el óxido de su daga (que siempre contaba había pertenecido a uno de los Infernales de Güemes). El cuerpo del chilenito cae, convulsiona tres segundos, y duro como una piedra hecha precoces raíces en el suelo de pinotea.

Nadie acusa conocer al peoncito. Un par de almas piadosas tienen al rato la delicadeza de sacar el cuerpo al llano, dejarlo sin sepultura, a la espera de una voraz extremaunción de los pumas. El cadáver se enfría, violáceo como vena. Y de a poco la sangre abandona su humanidad, succionada por el subsuelo de la meseta. Don Gallo pidió otra caña y se mudó cerca de la ventana, para espiar a través del vidrio empañado el cuerpo de su enemigo. Y en el boliche nada más se dijo, salvo ese paisano bueno para predecir la riña. “Vieron, yo dije”, dijo, pero por lo bajo, para no acicatear al nuevo matrero que a limpia traición había ganado la jornada. Postrado, casi fundido con el cuero que cubría su silla, Don Gallo reprimió un llanto abismal, y ahogado en angustia, soltó un débil gemido; acaso un símbolo, un oráculo atonal que condensaría la tragedia de una Nación fratricida, para pocos, con un futuro que para la mayoría nunca llega.

Las pocas velas que iluminaban El Ombú se extinguieron. La leña en la estufa se apagó. La pinotea absorbió, una vez más, la densa mugre, para apenas dilatarse unos milímetros. La puerta se abrió de tanto en tanto para recibir algún militar y expulsar a los borrachos y a los cantores que se habían ahorrado la voz. ¿Y Don Gallo? Al fin todo fue tristeza para el viejo asesino, que al rato se durmió, hundido en la mar de alcohol, rencor y desesperanza. Un etéreo guitarreo sonaba en su cabeza.

Afuera la meseta eructaba, satisfecha, silbidos macabros.

Pero de golpe un húmedo sopor rellenó el aire, inyectándole la eléctrica densidad que antecede la lluvia, la diosa del fértil brotar. Y entonces la triste y gris noche que techaba el descampado se astilló, cuestionada por el primer relámpago.

Artajerjes

Autor: Martín Ulacia

Belgrano consiguió una importante victoria ante Real Tomayapo

El Pirata conquistó un triunfo crucial por 2-0 contra el equipo boliviano en el Estadio Tahuichi de Tarija, iniciando la fecha 3 del Grupo C de la Copa Sudamericana 2024.

River derrotó a Libertad y es líder con puntaje perfecto

El Millonario aseguró una victoria crucial por 2-1 sobre el equipo paraguayo en la Copa Libertadores 2024, manteniéndose como líder con puntaje perfecto en el Grupo H.

Racing venció a Coquimbo en la Copa Sudamericana

La Academia aseguró una victoria crucial por 2-1 sobre el equipo chileno, con goles de Solari y Martínez.

Allanamiento por violencia de género reveló una plantación de marihuana

Durante un allanamiento en Lago Puelo, llevado a cabo en el marco de un caso de violencia de género y desobediencia, se encontró una plantación de marihuana.

Compartir

spot_img

Popular