Según un informe de la UCA, aunque los índices mejoraron en el segundo semestre de 2024, el 52,8% de niñas, niños y adolescentes continúa en situación de pobreza. El Norte argentino concentra los niveles más alarmantes, con profundas desigualdades territoriales.
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Un nuevo informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA), elaborado por Valentina González Sisto e Ianina Tuñón, alerta sobre la persistencia de la pobreza infantil en Argentina, que cerró 2024 con un 52,8% de menores bajo la línea de pobreza. A pesar de una leve mejora respecto al primer semestre —cuando la cifra alcanzó un récord del 67,3%—, la recuperación fue parcial, dispar entre regiones y no logró revertir el fuerte deterioro vivido durante la primera mitad del año.
Entre enero y junio de 2024, los efectos de una inflación acumulada del 62,4% y la caída del poder adquisitivo empujaron a millones de hogares a una situación crítica. Según el estudio, los ingresos de las familias pobres estaban 42,6% por debajo de la Canasta Básica Total. Las medidas implementadas, como los aumentos en la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar, si bien colaboraron con la contención social, no fueron suficientes para revertir el cuadro de emergencia.
Las diferencias entre regiones son marcadas. El informe destaca que el NOA y el NEA siguen siendo los territorios más golpeados por la pobreza infantil, con aglomerados como Formosa, Gran Salta, Gran Paraná y Gran Resistencia superando holgadamente el promedio nacional. En contraste, zonas como el Área Metropolitana de Buenos Aires, la región Centro y la Patagonia registraron mejoras más consistentes, destacándose CABA con el nivel más bajo del país (27,1%).
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La ciudad de Concordia, en Entre Ríos, muestra la situación más extrema: allí, el 75% de los chicos vive en hogares pobres. Según las autoras, “la mitad de los aglomerados urbanos del país finalizó 2024 con una situación igual o peor que la del año anterior”, evidenciando que la geografía de la pobreza se volvió aún más desigual.
El estudio enfatiza que, sin políticas públicas focalizadas y sostenidas, especialmente en las regiones con mayor pobreza estructural, la desigualdad territorial continuará profundizándose. Mientras algunas ciudades logran mostrar signos de rebote, otras parecen quedar rezagadas, consolidando un mapa social cada vez más fragmentado.
Fuente: Ámbito Financiero
Foto: Archivo