“En terreno todos los días en la zona de Cushamen y otros puntos de la Meseta con un programa que diferentes organismos viene desarrollando desde 2019, Binda analizó el mayor punto de ebullición de tucuras, con zanjas llenas y arroyos que incluso son cruzados por el insecto.
“Realmente es un panorama complejo, estamos hablando de una plaga que creció exponencialmente, igual se empezó a trabajar desde agosto con controles hasta la fecha, pero es biología. Cuando hablamos de biología, uno puede combatirla específicamente con los métodos que se conocen hasta ahora, pero puede pasar lo que está pasando”, fundamentó.
“Es una especie patagónica, se da en toda la región; hay tucura lada en Neuquén, tucura sapo en Río Negro, Cushamen, Tecka, Santa Cruz también, es una especie netamente herbívora, come pasto, quintas, árboles, de todo”, precisó.
“No sabemos si se extenderá más allá de la Meseta, el ambiente árido, que es de su preferencia, pero como dije, es biología, realmente no lo sabemos”, admitió.
“Recién se ha comenzado a estudiar la tucura sapo, estamos trabajando con Conicet en ensayos para usar la tucura con otra finalidad, por ejemplo se ha hecho una prueba de harina de tucura a través del Inta Bariloche como alimento para alevinos”, reveló Binda.

“Los resultados se hubieran dado si no hubiéramos tenido una explosión mucho más grande. Los productores y las comunidades vienen trabajado para combatir los nidos, hay que entenderlo que la tucura pone los huevos bajo tierra y cuando llega el momento adulto hay que marcar esos lugares porque pensamos que los nacimientos van a ser ahí”, justificó.
“Tienen una particularidad de que los nacimientos son escalonados, lo que hace que tengamos insectos de diferente tamaño y a su vez pudimos ver que los ciclos estacionales son cada tres años, o sea que durante ese lapso se generan las explosiones poblacionales como las que tenemos este año, y de hecho la anterior había sido en 2019”, expuso Binda.
“Empezamos a trabajar en 2019 con la elaboración de un plan de trabajo en conjunto entre INTA, Senasa, Conicet, Provincia a través del Ministerio de Agricultura y las comunas rurales, sobre todo en función del equipamiento para el control con uso de agroquímicos e insecticidas y capacitación, en principio para dos integrantes de cada comunidad para que ellos después .la repliquen en cada lugar”, especificó el profesional.
“Se los fue equipando con elementos de protección personal para el ataque respecto de los nacimientos, hablamos de fumigación directa. La tucura tiene un hábito gregario, nace generalmente en horas de la tarde y en la mañana se agrupan a dormir, y la idea era que las personas que están en el campo fumiguen esos pequeños focos y combatir millones de tucuras”, precisó.

“Y en esta segunda etapa estamos trabajando con el uso de tucuricidas, principalmente los que contienen bimetoato, que son productos que están habilitados, con salvado de trigo”, agregó el ingeniero.
“Por otro lado estamos probando estrategias como los estudios patógenos de los que hablaba, la aspiración cercana a las viviendas para evitar el uso de agroquímicos, los zanjeos que funcionan, pero cuando se hace la zanja a pala con los bordes abruptos, la tucura cae y no sale, pero cuando se hace a máquina con cierto talud, logra salir igual”, esgrimió.
“Creo que serán por lo menos cuatro o cinco estallidos poblacionales más porque la idea es bajar la densidad de adultos para que haya menos sobre imposición. Como es una plaga autóctona tampoco la vamos a erradicar, pero sí poder convivir con ella y que no manifiesten daños hacia los productores”, reconoció Binda.
“Dentro de las estrategias, que lo hablamos con la gente en las distintas capacitaciones, es empezar desde las casas hacia afuera y sobre todo proteger el agua, el único recurso no sólo de uso humano sino para los animales. De las comunas se ha dispuesto incluso polietileno negro para proteger el agua en el momento de la fumigación. Al lado del agua no se fumiga”, aseguró en el final.