Silvio, Fernando y Eduardo, veteranos de la Guerra de Malvinas, participan en un innovador tratamiento terapéutico que los conecta con la historia y el sacrificio de los soldados argentinos de 1845 en la batalla de Vuelta de Obligado.
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Silvio, Fernando y Eduardo comparten un lazo forjado en el fuego del campo de batalla en 1982, durante la Guerra de Malvinas. Hoy, décadas después, se encuentran reunidos nuevamente, pero esta vez en un contexto diferente. El paisaje que se extiende ante ellos es el del Río Paraná, más precisamente, el histórico sitio de Vuelta de Obligado, en la provincia de Buenos Aires.
Estos tres veteranos han sido convocados para participar en un novedoso tratamiento terapéutico destinado a personas que sufren estrés postraumático. La terapia, sin embargo, no se desarrolla en un consultorio. Junto a ellos se encuentra el arqueólogo Mariano Ramos, quien relata con detalle la Batalla de la Vuelta de Obligado, librada en 1845 contra la flota anglo-francesa. Los veteranos escuchan con atención mientras Ramos describe cómo un grupo de argentinos, bajo el mando de Lucio V. Mansilla, ofreció una resistencia heroica para impedir que potencias extranjeras forzaran el ingreso a los ríos interiores de la cuenca del Paraná.
Hace 179 años, jóvenes como los soldados que combatieron en el Atlántico Sur se enfrentaron a una flota de guerra imponente. «Esos soldados dieron la vida por el país, al igual que muchos de los nuestros la dieron en 1982», comenta Silvio mientras observa cómo el equipo arqueológico de las Universidades Nacionales de Rosario, Luján, la UBA y el CONICET continúa con las excavaciones.
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El proyecto arqueológico no solo busca honrar la memoria de aquellos que cayeron en la batalla de Vuelta de Obligado, sino que también ofrece a los veteranos de Malvinas una oportunidad de sanación y reflexión. «Nosotros, como exsoldados, sufrimos la desmalvinización y a veces nos sentimos olvidados», agrega Fernando. «Colaborar en esta campaña nos ayuda a conectarnos con otras generaciones de argentinos que enfrentaron desafíos similares».
Mientras el sol desciende y los mosquitos zumban en el aire, el equipo arqueológico sigue trabajando, con la esperanza de encontrar la fosa común donde yacen los restos de aquellos héroes. Para Silvio, Fernando y Eduardo, esta experiencia es mucho más que una excavación. Es un puente que los une con la historia, con aquellos que dieron todo por la patria, y con su propio proceso de sanación.
Fuente y foto: TN
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