El sector cercano a Punta Flecha fue el sector acostumbrado a donde la gente observó muy de cerca a una ballena «echada de pansa» y coqueteando con sus aletas, mientras su ballenato deambulaba muy cerca.
Mientras tantos, otras se acercaban más timidamente y en el medio del mar se podrían apreciar otras en pleno espectáculo en su habitual movimiento de golpear contra el agua.
Las condiciones del tiempo, en una tarde ideal pese a las bajas temperaturas, hicieron que la gente fuera a pasar un rato a El Doradillo, aprovechando también el estado del camino que, más allá de algunos sectores con serrucho, se muestra mantenido.
El correcto comportamiento del público era monitoreado por uno de los guardafaunas que cumplía sus tareas a esa hora en el Área Protegida.