Claudio Caprarulo, director de Analytica, señala que la disminución de la inflación choca con la necesidad de ajustar desequilibrios económicos, como las tarifas y el poder adquisitivo.
El economista Claudio Caprarulo, director de la consultora Analytica, alertó que la baja de la inflación, uno de los principales objetivos del gobierno actual, enfrenta serios desafíos debido a los desequilibrios en los precios relativos de la economía. En una entrevista con la Agencia Noticias Argentinas, Caprarulo explicó que aunque la reducción de la inflación ha mostrado avances, los problemas estructurales persisten y complican el proceso.
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Caprarulo subrayó que «el Gobierno se propuso metas demasiado ambiciosas en un período corto de tiempo», lo que ha generado tensiones entre la necesidad de mostrar una baja en la inflación y la corrección de problemas como las tarifas de servicios públicos. En este sentido, el economista proyectó una inflación del 3,8% para agosto y del 3,5% para septiembre, y anticipó que llegar al 3% en diciembre será más complicado de lo que fue bajar la inflación en meses anteriores.
El experto también destacó la tensión entre la corrección de tarifas y la caída del poder adquisitivo. Si bien los salarios privados registrados han mostrado una leve recuperación, Caprarulo señaló que «los salarios siguen siendo muy bajos», lo que dificulta aún más el ajuste de tarifas en un contexto donde las familias ya enfrentan dificultades para cubrir sus necesidades básicas.
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Además, Caprarulo advirtió que este escenario podría empeorar en 2024, un año electoral, y subrayó que el verdadero desafío será definir un plan económico para 2025, en un contexto de escasez de dólares y precios relativos desordenados.
En cuanto a las recientes políticas del gobierno, como el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) y el blanqueo de capitales, Caprarulo opinó que, aunque son apuestas fuertes, deben ser evaluadas con cautela. Mientras que el RIGI podría movilizar proyectos existentes y dinamizar economías locales, el economista mostró escepticismo sobre el impacto a largo plazo.