Los recientes ataques aéreos contra la planta de enriquecimiento nuclear de Natanz, en Irán, desataron preocupación internacional por un posible riesgo de contaminación radiológica y química.
Según informó el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Mariano Grossi, la amenaza principal proviene del hexafluoruro de uranio, un gas altamente tóxico que podría liberarse tras los daños en la instalación.
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Grossi detalló que, pese al impacto de los bombardeos atribuidos a Israel, los niveles de radiación fuera de la planta permanecen dentro de los parámetros normales. No obstante, advirtió que el hexafluoruro de uranio representa un peligro considerable si llega a ser inhalado o entra en contacto con la piel, por lo que subrayó la necesidad de contar con equipos de protección adecuados en el interior del complejo.
El funcionario del OIEA brindó estos detalles durante una sesión extraordinaria en Viena, convocada a pedido de Rusia tras los ataques. Allí explicó que, aunque la estructura subterránea de Natanz no sufrió daños directos, los sistemas de energía fueron alcanzados, lo que podría comprometer el funcionamiento seguro de la planta.
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Además de Natanz, se reportaron ataques en instalaciones en Isfahan, sin que se detectaran fugas radiactivas. Inspectores del OIEA continúan en territorio iraní, aunque su labor se reanudará una vez se garanticen las condiciones mínimas de seguridad para operar en el lugar.
Grossi advirtió que esta escalada militar no solo eleva el riesgo de un desastre ambiental, sino que también complica los esfuerzos diplomáticos destinados a evitar que Irán desarrolle armas nucleares. La comunidad internacional sigue de cerca la evolución de los acontecimientos, en un contexto de creciente tensión en la región.
Fuente: ámbito financiero.