AUDIOS | Dos historias de vida tras 30 años detrás del volante

Hay historias personales que se entrecruzan o mixturan con las de una profesión en particular. Es el caso de José «Conejo» Jones y Agustín «Pepe» Millanao, quienes dedicaron gran parte de su vida al servicio del transporte público de pasajeros para la empresa interurbana 28 de Julio – Mar y Valle.

Su paso por este trabajo, profesión y forma de vida se pueden adjetivar con términos como «dedicación», o «fidelidad»; pero también comprende una rica colección de historias y experiencias que revelan la verdadera esencia de su labor.

En el caso de José, su vínculo con la profesión de chofer se inició a temprana edad, cuando comenzó a cumplir ciertas tareas rutinarias para la empresa urbana de colectivos que estaba justo frente a su hogar. Eran otros tiempos y con tan solo 13 años, dio los primeros pasos en  la desafiante misión de estar al volante, aprendiendo las complejidades de la carretera y la responsabilidad que conlleva el transporte de pasajeros.

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Por otro lado, Agustín ingresó al mundo de los colectivos como consecuencia de su comportamiento desafiante en casa. A la edad de 8 o 9 años, comenzó a acompañar a su padre en el recorrido diario. Aunque inicialmente fue una medida disciplinaria, esta experiencia temprana moldeó su perspectiva y le enseñó lecciones valiosas que perduran hasta el día de hoy.

Ambos conductores, con más de tres décadas de experiencia, comparten una perspectiva única sobre su trabajo. Contrario a la percepción común de que el trabajo de conductor de transporte público puede ser estresante, José y Agustín lo describen como una vocación que aman. Han atravesado momentos difíciles a lo largo de los años, pero su enfoque resoluto y su habilidad para encontrar soluciones a los problemas emergentes en el camino han sido la clave de su permanencia en la profesión.

El día a día de un conductor de transporte público implica equilibrar múltiples aspectos, desde la navegación a través del tráfico hasta lidiar con situaciones imprevistas y atender a los pasajeros. A pesar de los desafíos inherentes, ambos conductores destacan la satisfacción que obtienen de su profesión y su deseo de continuar conduciendo hasta que puedan.  No obstante, también reconocen que la realidad del trabajo puede incluir situaciones desagradables, como enfrentarse a insultos de pasajeros. Estas experiencias, aunque difíciles, han puesto a prueba su paciencia y han fortalecido su determinación para ofrecer un servicio de calidad, incluso en circunstancias desafiantes.

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En resumen, la historia compartida por José Jones y Agustín Millanao trasciende la simple narrativa de choferes de colectivo. Es un relato de dedicación, pasión y resiliencia que ha dejado una huella duradera en la historia del transporte colectivo en la región, demostrando que, más allá de los kilómetros recorridos, lo que realmente importa son las historias que se acumulan en el camino, y las amistades.

Como en todo trabajo, llegará también el momento de la jubilación. Algo que muchos anhelan, porque ofrece libertad y la oportunidad de hacer otras cosas que aman. Otros, al momento del retiro experimentan dificultades emocionales, ya que dejar un oficio al que han dedicado gran parte de su vida. Cada uno transita ese circunstancia de la vida de manera única, aferrándose a los afectos, a la familia, buscando adaptarse a la nueva situación. Al fin y al cabo, todos somos un poco choferes y un poco pasajeros en la vida.

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