El presidente de EE.UU., Joe Biden, se preguntó en un discurso a la nación cuándo su país se plantará ante el «lobby» de armas, tras la masacre en una escuela primaria de Texas que dejó al menos 21 muertos, la mayoría niños.
«Como nación tenemos que preguntarnos cuándo, en el nombre de Dios, vamos a hacer frente al grupo de presión de las armas, cuándo, en el nombre de Dios, haremos lo que todos sabemos en nuestras entrañas que debe hacerse» para evitar la proliferación del uso individual de armas, expresó Biden.
El mandatario lamentó «cuántas veintenas de niños pequeños que son testigos de lo que pasó, vieron morir a sus amigos como si estuvieran en un campo de batalla», y subrayó que tenía una sensación «sofocante» porque «perder un hijo es como te arranquen un pedazo del alma».
Poco antes, la Casa Blanca dijo en Twitter que el presidente «acaba de hablar con el gobernador de Texas para ofrecerle la ayuda que necesite después del horrible tiroteo en Uvalde».
«Ya basta, nuestros corazones siguen rompiéndose, tenemos que tener el coraje de actuar» a favor del control de armas, afirmó por su parte la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, según la agencia de noticias AFP.
Un joven, de 18 años, mató ayer a 19 niños y dos maestros en una escuela primaria de Uvalde, una pequeña localidad de Texas, situada cerca de la frontera con México.
En la escuela estudian una mayoría de niños hispanos, de entre 7 y 10 años, muchos de ellos de familias modestas.
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, dijo que el sospechoso, a quien identificó como Salvador Ramos, era un residente local y ciudadano estadounidense y también falleció, muy probablemente abatido por las fuerzas de seguridad.