Brasil apeló al oficio, a las individualidades, algunos pasajes de buen juego y a la resistencia para conquistar la Copa América en su tierra, con el triunfo ante Perú por 3 a 1 en el mítico estadio Maracaná, de Río de Janeiro.
El seleccionado brasileño superó todas las instancias que se le presentaron en el partido, desde la igualdad transitoria de Perú hasta la expulsión de Gabriel Jesús.
La apertura del marcador, con el gol de Everton, rompió con la paridad. Perú jugó de igual a igual, con presión alta en los minutos iniciales, aunque se diluyó en los metros finales.
Con ventaja, Brasil tomó las riendas de la final y ofreció mayor cohesión en las líneas.
Gabriel Jesús, de gran partido hasta su salida, desequilibró y envió el centro que encontró en soledad a Everton, quien resolvió de manera solvente.
Las buenas producciones de Arthur, el siempre confiable Dani Alves (obtuvo su título número 40 y fue elegido el mejor jugador de esta Copa América) y Casemiro afianzaron al equipo de Tite, que justificó la ventaja.
La primera zozobra para Brasil ocurrió con el empate del Perú dirigido por el argentino Ricardo Gareca a través de Paolo Guerrero, de tiro penal, con la mano en el área de Thiago Silva en la jugada previa. La acción fue evidente, pero fue revisada por el VAR, uno de los actores de la Copa América.
El gol de Guerrero, el máximo goleador activo del certamen con 14 conquistas, puso fin a los 891 minutos invictos del arquero Allison Becker, el primero y único en contra de Brasil en el torneo.
Brasil salió del apuro con rapidez. Arthur recuperó en el medio, cedió a Gabriel Jesús, quien aprovechó el resbalón de Zambrano que allanó su camino para otra definición eficaz.
El pentacampeón del mundo también se repuso a un nuevo escollo: la expulsión de Gabriel Jesús, por doble tarjeta amarilla, provocada por la infracción a Zambrano.
Tite apostó por la resistencia, realizó cambios que ajustaron la mecánica y apostó por la rapidez del encendido Everton.
Perú, con un jugador más en cancha, fue por el empate, siempre con buen traslado de la pelota. Intentó por izquierda y por derecha y tuvo una situación propicia con el disparo de Flores que pasó muy cerca del primer palo, el derecho.
Las ilusiones peruanas finalizaron cuando en los minutos finales Everton fue derribado en el área por Zambrano en una situación que mereció una nueva intervención del VAR, pero con el árbitro Tobar muy decidido a cobrarlo.
Richarlison marcó el tercero y no hubo tiempo para más. Brasil, con total justicia, se proclamó campeón de la Copa América por novena vez, después de 12 años, en el mismo escenario donde padeció su tristeza más grande cuando Uruguay se quedó con el Mundial de 1950 en aquel inolvidable «Maracanazo».