Brasil vive actualmente la peor sequía de su historia, afectando aproximadamente 5 millones de kilómetros cuadrados, lo que representa el 58% del territorio nacional. Este dato, proporcionado por el Centro Nacional de Vigilancia y Alerta de Catástrofes Naturales (Cemaden), supera incluso las sequías de 1998 y de 2015/2016, que hasta ahora eran consideradas las más severas. La sequía actual afectó a una superficie 500.000 kilómetros cuadrados mayor que en 2015, generando una situación alarmante en gran parte del país.
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El índice utilizado por Cemaden para medir la cantidad de agua procedente de la lluvia y la evapotranspiración de las plantas revela que el país se encamina hacia un periodo de sequías cada vez más prolongado. Desde 1950, no se habían registrado niveles de precipitación tan bajos y un estrés tan elevado sobre la vegetación, lo que incrementa el riesgo de incendios forestales en diversas regiones. Esto representa una amenaza no solo para el medio ambiente, sino también para la población y la economía brasileña.
El boletín de seguimiento de la sequía de agosto, publicado por el Cemaden, informó que 3.978 municipios brasileños ya están afectados por algún nivel de sequía, de los cuales 201 se encuentran en situación extrema, el nivel más grave registrado hasta la fecha. Las previsiones indican que esta cifra podría ascender a 4.583 municipios durante el mes de septiembre, lo que pondría en riesgo a aún más comunidades y ecosistemas.
La situación es especialmente crítica en la región central y en el norte del país, donde el retraso en la llegada de las lluvias está prolongando e intensificando la sequía. Según Cemaden, se espera que las condiciones climáticas sigan siendo adversas, lo que sugiere que los próximos meses podrían ser aún más desafiantes para Brasil en términos de abastecimiento de agua y control de incendios.
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Con el impacto creciente del cambio climático y la deforestación, Brasil tiene la urgente necesidad de implementar medidas efectivas para mitigar los efectos de la sequía y proteger sus recursos naturales. La crisis hídrica y los incendios forestales no solo afectan a la biodiversidad, sino que también ponen en peligro la seguridad alimentaria y el bienestar de millones de personas.
Fuente: Noticias Argentinas.
Foto: MercoPress.