Desde montañas sagradas hasta parques nacionales, hay destinos turísticos que aún hoy excluyen a las mujeres por motivos religiosos, culturales o políticos. Conocé cuáles son y por qué están vedados para el turismo femenino.
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En pleno siglo XXI, cuando el turismo global parece más inclusivo que nunca, todavía existen rincones del mundo donde las mujeres no son bienvenidas. Ya sea por antiguas tradiciones religiosas, razones morales heredadas de regímenes autoritarios o recientes disposiciones políticas, estos cinco destinos imponen restricciones de género que impiden el acceso a visitantes femeninas.
Uno de los casos más conocidos es el del Monte Athos, en Grecia, donde desde el año 1046 está prohibido el ingreso de mujeres —y de animales hembras— a los monasterios ortodoxos de la península. Considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, esta zona es un enclave religioso que se rige por leyes autónomas, bajo el argumento espiritual de que pertenece a la Virgen María.
También en Asia, el Monte Ōmine, en Japón, es inaccesible para mujeres desde hace más de mil años. Esta montaña sagrada, parte del patrimonio espiritual del país, excluye a las mujeres menstruantes por considerarlas impuras dentro de ciertos rituales, una postura que ha sido cuestionada pero sigue vigente.
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En la misma línea, la isla de Okinoshima, al sur de Japón, se considera una deidad viviente y está casi completamente vedada al público. Sin embargo, cada año se permite la visita a unos pocos hombres, siempre que se purifiquen en el mar antes de pisar la isla. La justificación oficial para excluir a las mujeres es “su propia seguridad”, aunque se enmarca en creencias tradicionales sintoístas.
Europa también tiene sus excepciones. En el barrio rojo de Hamburgo, Alemania, la calle Herbertstraße prohíbe el ingreso a mujeres (que no sean trabajadoras sexuales) desde los tiempos del nazismo. Las barreras que impiden la entrada fueron instaladas en 1933 por el régimen nacionalsocialista para “preservar la moral”, y aunque la Alemania moderna es un referente en igualdad, la norma persiste como legado oscuro.
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Por último, en Afganistán, el Parque Nacional Band-e-Amir, famoso por su belleza natural, fue declarado territorio prohibido para mujeres en 2023 por decisión del gobierno talibán. En un país donde el régimen ha recortado casi todas las libertades femeninas, la excusa fue el “pudor” y el supuesto comportamiento inapropiado de las visitantes, lo que terminó expulsándolas del único parque nacional del país.
Aunque estas medidas tienen raíces históricas o religiosas, muchas ya no resisten el análisis moderno. Activistas y organismos internacionales continúan luchando por el acceso igualitario a estos sitios, con la esperanza de que el turismo no tenga género.
Fuente y foto: National Geographic