Las lluvias extremas y el aumento del nivel del mar generan escenarios cada vez más devastadores en distintos continentes.
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Las imágenes de inundaciones recientes recorren el mundo: el 7 de marzo de 2025, Bahía Blanca, en Argentina, quedó sumergida tras un temporal que llevó al gobierno nacional a decretar tres días de duelo; en Brasil, entre abril y mayo de 2024, las lluvias afectaron a 478 ciudades y casi 3.4 millones de personas; en España, la DANA dejó más de 200 muertos en la Comunidad Valenciana en octubre pasado.
Estos eventos no son aislados y forman parte de un patrón creciente vinculado al cambio climático. Según el informe Cambio climático 2021: Bases físicas del IPCC, el calentamiento global está alterando la frecuencia, intensidad y ubicación de las inundaciones en el mundo.
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El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) explica que las inundaciones extremas pueden deberse a lluvias intensas y sostenidas, precipitaciones repetidas o una combinación de estos factores, los cuales se ven exacerbados por el calentamiento global.
Además, el aumento de las temperaturas provoca más humedad en la atmósfera, lo que incrementa las lluvias. De acuerdo con el IPCC, por cada 1 °C de calentamiento, el aire puede contener un 7% más de vapor de agua, lo que eleva el riesgo de precipitaciones extremas.
Sin embargo, no todas las regiones experimentarán inundaciones de la misma manera. En algunas zonas, la desecación del suelo reducirá su capacidad de absorber agua, mientras que en otras, los deshielos tempranos combinados con lluvias intensas incrementarán el caudal de los ríos.
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Otro factor clave es la deforestación, que acelera el escurrimiento del agua hacia ríos y zonas bajas, agravando el impacto de las precipitaciones.
El PNUMA advierte que gobiernos, empresas y ciudadanos deben adaptarse a estos eventos extremos mediante la construcción de infraestructuras resilientes y la protección de comunidades vulnerables.
Además, resalta la importancia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para frenar el aumento de la temperatura global y adoptar soluciones basadas en la naturaleza, como la reforestación y la restauración de suelos, para mitigar los efectos del cambio climático.
Fuente: National Geographic
Foto: Archivo