Las imágenes creadas por inteligencia artificial están cada vez más perfeccionadas, pero aún tienen detalles que pueden delatarlas. Con algunos consejos prácticos, puedes aprender a distinguir lo real de lo sintético.
En el mundo digital actual, las imágenes generadas por IA son cada vez más realistas, lo que hace difícil diferenciarlas de las fotos tradicionales. Sin embargo, existen ciertos detalles que siguen delatando su origen. El análisis de elementos visuales clave, como las manos y los rostros, es un buen punto de partida. Las manos, en particular, suelen ser una de las mayores debilidades de la IA, con dedos malformados o proporciones extrañas. En cuanto a los rostros, puede haber ojos asimétricos o la falta de naturalidad en la expresión facial.
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Otro aspecto a tener en cuenta es la iluminación. Las imágenes creadas por IA a menudo presentan una distribución poco natural de sombras o reflejos, haciendo que la luz se vea demasiado perfecta. Las fotos reales, por otro lado, tienen una iluminación más imperfecta y variada. También es importante observar el nivel de exposición y el contraste en las imágenes, ya que un equilibrio excesivamente perfecto podría ser un indicio de manipulación digital.
El análisis del ruido digital también puede ofrecer pistas sobre la autenticidad de una imagen. En las fotos reales, especialmente aquellas tomadas en condiciones de poca luz, es común ver un grano o variaciones aleatorias en los píxeles. Las imágenes generadas por IA, en cambio, suelen ser demasiado uniformes, careciendo de la aleatoriedad que caracteriza a las fotos reales. Si el ruido es evidente, puede que sea una señal de que la imagen ha sido alterada artificialmente.
Las herramientas de detección de IA, como FotoForensics y Glaze, pueden ser útiles para analizar los metadatos de una imagen y detectar marcas distintivas de su creación artificial. Aunque estas herramientas son poderosas, siempre es recomendable combinarlas con la observación humana, ya que, a veces, los metadatos pueden ser manipulados. Además, en el caso de los videos generados por IA, se pueden observar movimientos poco naturales o discrepancias entre audio e imagen, lo que también puede revelar su origen sintético.
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El «sexto sentido» humano juega un papel crucial en la identificación de imágenes falsas. Aunque la tecnología de IA avanza rápidamente, las personas todavía tienen la capacidad de detectar detalles sutiles que no parecen del todo naturales. Esta capacidad intuitiva, junto con herramientas y consejos prácticos, puede ser fundamental para no dejarse engañar por contenido falso en la red.
Por último, aprender a reconocer imágenes generadas por IA no solo es una habilidad técnica, sino una responsabilidad ética. Con el auge de la desinformación, es importante tener la capacidad de distinguir lo real de lo artificial, protegiendo así la integridad de la información y evitando la propagación de noticias falsas.
Foto ilustrativa creada con la Inteligencia Artificial «Grok».