En Villa Devoto, en la esquina de Cuenca y Navarro, se encuentra la primera escuela dedicada a los Rolling Stones en Argentina, un lugar donde ser rolinga es mucho más que seguir a una banda: es un estilo de vida. Esta tribu urbana, que alcanzó su apogeo en la década del 90, se mantiene vigente gracias a la pasión de sus seguidores, quienes continúan inmortalizando el “uniforme rolinga” con elementos clásicos como las zapatillas de lona, el pañuelo y el icónico flequillo.
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La escuela comenzó como un bar de tributo, pero con el tiempo se convirtió en un punto de encuentro para una comunidad que comparte mucho más que gustos musicales. Pablo, el fundador, junto con sus amigos, crearon un espacio donde se enseñan no solo las canciones y los movimientos de Mick Jagger, sino también los valores y la actitud que definen al verdadero rolinga. A través de grupos de WhatsApp y redes sociales, se mantienen conectados y organizan encuentros donde intercambian tips sobre cómo bailar, vestirse y mantener viva la esencia stone.
Para estos seguidores, todo comienza con la imitación a Mick Jagger. El aleteo característico del líder de los Rolling Stones se convierte en un movimiento natural para quienes forman parte de esta cultura. «No es una pose, es una manera de ser», afirman los integrantes de la comunidad. La autenticidad es clave para ellos, ya que consideran que el estilo stone debe sentirse y vivirse de manera orgánica.
La cultura rolinga en Argentina tiene raíces profundas, y esto se debe, en parte, a bandas nacionales como Los Ratones Paranoicos, quienes fueron pioneros en llevar la actitud y el sonido stone al público argentino. Según el director de la escuela, “sin ellos, esta cultura no habría tenido la misma fuerza en nuestro país”. Esta influencia sigue siendo un pilar para los seguidores, quienes ven en este estilo de vida una identidad que trasciende generaciones.
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La comunidad de Villa Devoto sigue creciendo, y para ellos, ser rolinga no es una moda pasajera, sino una forma de pertenecer y compartir con otros que sienten la misma pasión. En cada encuentro, las guitarras, las zapatillas gastadas y los pañuelos flameando al viento recuerdan que el espíritu de los Rolling Stones sigue tan vivo como siempre en Argentina.
Fuente: Adn Positivo.
Foto: Diario de Cultura.
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